Becker y Stich protagonizarán la primera final alemana en Wimbledon
Boris Becker (el segundo cabeza de serie) y Michael Stich (el sexto) disputarán mañana una final inédita en Wimbledon, la primera exclusivamente alemana en la historia de este torneo de tenis. Stich, de 22 años y un entusiasta del rock duro, sorprendió a Stefan Edherg (Suecia, lo), vigente campeón, por 4-6, 7-6 (73), 7-6 (7-5) y 7-6 (7-2) en 3.08 horas. Becker, finalista por cuarta vez sucesiva, se impuso a David Wheaton (EE UU) por 64, 7-6 (7-4) y 7-5 y se situó como nuevo número uno mundial.
El marcador del partido entre Stich y Edberg fue un curioso homenaje al norteamericano James van Allen, el inventor de la muerte súbita, fallecido el miércoles en Newport (Rhode Island) a sus 88 años. Sin embargo, ambos contendientes permanecieron ajenos a tan emotivo detalle. Stich, por ejemplo, no se anda por las ramas. El alemán, que mide 1,92 metros, sirve con una violencia inusual, comparable a la contundencia con que Scorpions, su grupo favorito, bombardea decibelios desde los escenarios. Este aspecto fue una de las claves de su victoria sobre Edberg. Stich consiguió ocho tantos de saque directo (85 en todo el torneo a una media de 200 kilómetros por hora) por uno el sueco.Stich mostró la misma contundencia en la Sala de Prensa. Un periodista le preguntó: "¿Qué es lo que diría a la gente que se pregunta quién es usted?". La respuesta entró como un ace: "Pasemos a otra". Poco antes, otro informador recibió un golpe similar: ",Ha aprendido algo con esta victoria?". "No", contestó.
Edberg no había perdido un set en toda la competición. Contra Stich perdió tres, pero en la muerte súbita, y desperdició así la oportunidad de alcanzar su cuarta final consecutiva y su tercer título en Wimbledon. "Siento mucha decepción, nada más. He hecho lo que he podido. Pero Stich tiene uno de los mejores servicios del circuito. Es tan fuerte como el de Becker", se lamentó.
Stich ama Londres: "La gente vive aquí tranquila y existe una atmósfera tradicional maravillosa". Por lo visto ayer, está preparado para ganar en su ciudad favorita. Arrestos no le faltan. No en vano admira a Clint Eastwood, se pirra por las novelas de acción de Robert Ludlum y su película favorita es Quiero la cabeza de Alfredo García, de Sam Peckinpah.
Enfrente tendrá a Becker. Los saques de ambos suman una velocidad de 395 kilómetros por hora. Será, por lo tanto, una final violenta. Wheaton pudo probarlo ayer en su piel. El norteamericano, verdugo de André Agassi (EE UU) e Ivan Lendl (Checoslovaquia), tropezó con el gran dominador contemporáneo del torneo. Becker ha logrado tres títulos desde 1985 en seis Finales, cuatro seguidas. El germano salvó diez pelotas de ruptura. Campeón esta año en Australia y finalista en Montecarlo; aspira a suceder a Bjorn Borg (Suecia) como el más grande campeón en Wimbledon en la época moderna.
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