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Los monopolios ferroviarios de los países de la CE desaparecerán a partir de 1993

Los monopolios ferroviarios existentes en cada país de la CE desaparecerán a partir de 1993, según el acuerdo alcanzado por los ministros de Transportes de los Doce la noche del jueves en Luxemburgo. Este primer paso de la liberalización del ferrocarril, limitado a la explotación comercial del transporte ferroviario, sigue a la apertura ya iniciada en la aviación comercial y en el transporte por carretera.

El acuerdo abre la puerta a la libre competencia en la explotación de los servicios comerciales ferroviarios. Cada empresa podrá ofrecer transportes de pasajeros o mercancías en otro país. El fin del monopolio comercial del ferrocarril beneficia en principio a España. El ancho de vía diferente al estándar europeo ha obligado a nuestro país a desarrollar una tecnología de cambio de ejes automático a través del Talgo, que concede a Renfe la posibilidad de enlazar directamente, sin cambios de tren , con otros países. Hasta ahora, la compañía nacional cubre trayectos internacionales con el Talgo mediante acuerdos bilaterales.En cuanto al transporte de mercancías, la compañía Transfesa posee las centrales de cambio de ejes de los vagones en la frontera con Francia, lo cual le da una ventaja inicial para penetrar en el mercado ferroviario en otros países europeos.

Acuerdos combinados

La liberalización del ferrocarril aprobada por los ministros quedará garantizada jurídicamente en una próxima directiva de la CE. Las empresas ferroviarias tendrán la posibilidad de establecer acuerdos combinados de explotación o joint ventures para el acceso a la red ferroviaria de los Doce.

La apertura de las redes a la competencia extranjera lleva aparejada la independencia financiera, administrativa, económica y contable de las empresas ferroviarias de la CE. Cada compañía deberá en el futuro separar sus actividades como transportista de las derivadas de la construcción y financiación de nuevas infraestructuras. Las obligaciones de servicio público deberán ser sustituidas por un contrato con el Estado, que exigirá el saneamiento financiero en lo que respecta al servicio de transporte y la eliminación de subvenciones privilegiadas.

Las empresas europeas podrán constituir agrupaciones para la explotación conjunta de servicios. "La liberalización supone un gran avance en la vía hacia el libre acceso a la red y la independencia de las empresas", afirmó el comisario Karel van Miert, responsable de la política comunitaria de transportes.

Europa posee 135.000 kilómetros de líneas ferroviarias, de los que 52.000 están electrificados y son susceptibles de mejoras. La integración de la red europea tiene su máxima dificultad en el diferente ancho de vía. España ha solicitado financiación a la CE para poder tomar una decisión que, según el Gobierno, "tendrá un gran impacto socioeconómico".

En lo que respecta al transporte de personas, los Doce han decidido ya crear una red europea de trenes de alta velocidad (TAV) que unirá todos los Estados de la Comunidad a partir del año 2010. El coste estimado es superior a 13 billones de pesetas para la construcción de infraestructuras. A ello habrá que sumar otros 6,5 billones de pesetas en material rodante.

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