La menor de los Vicario no conoce la victoria ante Mónica Seles
Mónica Seles será una durísima rival para Arantxa Sánchez Vicario. En la final de hoy se juega muchas cosas: defiende el título conseguido en París en 1990 y su plaza de número uno mundial, que perdería en favor de Steffi Graf si hoy cae derrotada. Es la gran favorita, incluso para la propia Graf, y a su favor también está el haber ganado a Arantxa en las cuatro ocasiones que han jugado.Seles, que cumplirá 18 años el próximo 2 de diciembre, nació en Novi Sad (Yugoslavia), en el seno de una familia de procedencia húngara. Su padre, dibujante y realizador de televisión, le enseñó ajugar a tenis a los 9 años y desde entonces es su entrenador. Pero Mónica es más americana que yugoslava. Con poco más de 12 años se trasladó a Estados Unidos junto a toda su familia y comenzó a entrenarse en la Academia de Nick Bolletieri, la misma donde se formaron André Agassi y Jim Courier. La relación con Bolletieri, sin embargo, acabó hace algún tiempo.
Signos de identidad
Sus signos de identidad son sus golpes a dos manos, tanto de derecha como de revés, y sus gritos. Al ser una de las pocas jugadoras que siempre coge la raqueta con las dos manos (excepto cuando llega muy apurada a la bola), sus rivales se ven sorprendidas por los ángulos tan abiertos que puede conseguir. Su poderío físico no es muy importante, pero Iodos los golpes los acompaña con el cuerpo, utilizándolo como una especie de palanca, y así logra una mayor fuerza. Cuando le envían las bolas altas, Seles las ataca muy pronto después del bote, con lo que logra acelerar el ritmo y sorprender a sus rivales. Ese será el mayor problema de Arantxa.
Sus gritos ya se han hecho famosos. Siempre que golpea grita algo así como un "iaaaaaaííííí!" muy agudo. Y cuando habla ante la Prensa, con un inconfundible acento americano (sólo le falta mascar chiclé), acaba sus ironías con una risa tan aguda como su grito, que recuerda a la del protagonista de la película Amadeus.
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