Otro día en el paraíso
Arantxa juega hoy mixtos y dobles antes de la final de mañana
"Durante la interrupción por la lluvia escuché música. En mi walkman tenía una cinta de Phil Collins". ¿Qué cinta?, preguntó un periodista alemán. "Otro día en el Paraíso".Era un título obvio. Arantxa siempre piensa en positivo, y es capaz de elegir esa cinta sólo por el título, para motivarse aún más. "A mí me da igual que llueva o no", dijo. Incluso tuvo el detalle de dejarle pilas a Mónica Seles, para que también pudiese aislarse durante la interrupción por la lluvia de su partido.De hecho, Arantxa sólo estaba preocupada ayer por una cosa: "Si gano, me pueden regalar otro Roland, dijo recordando que en 1989 uno de sus patrocinadores le regaló un Yorkshire bautizado así. "Mí madre me matará si traigo otro perro a casa. Bueno, a lo mejor podría ser una perra, una Rolanda".
Arantxa Sánchez Vicario preparará la final de mañana ante Ménica Seles con otras dos semifinales de Roland Garros: la de dobles femeninos, con Helena Sukova (Checoslovaquia), y la de dobles mixtos, con Jorge Lozano (México). "No me voy a cansar, eso es seguro. Los dobles me sirven para mejorar, y son más divertidos. Además, mi pareja siempre me ayuda y no lo haré todo yo".
En todo, caso, se encontrará con una Seles que se juega la plaza de número uno, que perdería en favor de Steffí Graf si no vence, y que ha derrotado a Arantxa en los cuatro partidos que han jugado, donde la española sólo ha sido capaz de ganarle un set: "Pero esos no eran partidos de un Grand Slam. Son otra historia. No tengo nada que perder. Intentaré jugar como contra Graf. Tengo muchísima confianza en mí misma, y voy a intentar jugar lo mejor posible. Sé que será dificil, pero, ya que he llegado aquí, todo es posible".
La muñequera talismán
"En París siempre juego bien porque es una ciudad que me gusta mucho, porque me recuerda a la mía, a Barcelona", dijo Arantxa. "Éste es un torneo muy especial para mí". Ayer se colocó la muñequera, con los colores de España, que le regaló su hermano Emilio en 1989. "La utilizo en los partidos muy importantes porque me da suerte. Nunca me ha fallado. Quizá sea un poco de superstición". Hace dos años, Emilio viajó a París expresamente a ver a su hermana. Esta vez, Arantxa no sabe si repetirá el viaje para que no se escape ni un detalle a la superstición: "Tengo que hablar con él. No sé si vendrá a París", comentó con una sonrisa. Quienes no fallarán serán sus padres, que ayer la apoyaban con gritos constantes, especialmente su madre: "La oía constantemente diciéndome !vamos!, !vamos!".Otros gritos distintos son los que escuchará el sábado salir, de la garganta de Mónica Seles, que acompaña sus golpes con gritos muy agudos: "No me van a molestar. Ni voy a pensar en ellos. Es su forma de jugar". Tampoco le importó que el público tratase de animar a Steffi Graf cuando perdía por 6-0 y 5-1: "Los he oído. Pero me daba igual. Muchas veces, cuando gritan en mi contra juego mejor. Eso es lo que he pensado". Eso se llama pensar en positivo. Para Arantxa, la clave de su victoria estuvo en mantener su concentración: "Salí muy fuerte y le rompí el saque en el primer servicio. La clave estuvo en mantener esa presión.. No fallé casi nada, y Steffi no tuvo nunca la oportunidad de recuperarse. Y eso que con un 6-0 es muy fácil relajarse, pero yo no lo hice".Steffi Graf, por su parte, reconocía la enorme superioridad de la española: "Hace mucho, mucho, mucho tiempo que no jugaba tan mal. Y espero que pase mucho, mucho, mucho tiempo antes de volver a hacerlo. Me ha sido imposible meterme en el partido, en parte porque no he golpeado nunca cómodamente, y en parte porque Arantxa ha jugado muy bien. Se motiva mucho más aquí que en otros lados. Pero sigo creyendo que Mónica Seles es la favorita".
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