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"Ya están ahí"

Los seguidores del PP celebran su triunfo en las calles de Madrid

"Hay que fastidiarse. Tanto trabajo, para que Alejandro Rojas Marcos inaugure la Expo encima de una jaca". La frase de un militante socialista resumía el desencanto, apenas disimulado, del partido del Gobierno, tras los resultados de las elecciones. A pesar de que oficialmente se insistía en que el PSOE, en general, había aumentado en votos, la pérdida de los avuntarnientos de Sevilla y Madrid tiñó con tintes fúnebres las diversas sedes en que el soclalismo se dio cita ayer por la noche. Luto rigoroso, no. Pero sí medio luto.En Ferraz, Federación Socialista Madrileña, los jefes estaban encerrados en sus despachos, y sólo el rostro demudado de algún subalterno proporcionaba pistas a los informadores. De hecho, los grandes personajes sólo aparecieron, y lo justo, para dar las ruedas de prensa de rigor. Ocurrió también en el hotel Mindanao, por donde José Acosta y Enrique Curiel hicieron de extras ilustres, y en la Comunidad de Madrid, con Barranco, Leguina y Barrionuevo convertidos en inalcanzables tras la puerta de sus aposentos.

Naturalmente, en la calle Génova, sede del Partido Popular, la cosa era muy otra. Rutilante, con un bronceado no precisamente de,piscina municipal, José María Alvarez del Manzano -"¡alcalde, alcalde!", le gritaban sus adictos- sonreía, pletórico y animaba: "Luego, todos al hotel Sanvy. A celebrar". "¡Ya tomar la plaza de la Villa!". "Eso, habrá que ir a tomarla", sonreía el triunfador del PP, flanqueado por la sobriedad de Álvarez Cascos y la seriedad precoz de Ruiz Gallardón. "¿Y en la Comunidad?". Un caballero perfectamente trajeado -como todos- aclaró: "Ya veréis a las cuatro de la mañana. Va a ser magnífico".

En el hotel Victoria, la gente de Izquierda Unida celebraba su ascenso, aunque había quien lamentaba la derechización de Madrid. ¡"Pensar que Madrid ha votado conservador"!. Isabel Vilallonga, aspirarte a la presidencia de la Comunidad, definió el aumento de votos de Izquierda Unida como "el voto por la regeneración ética de la izquierda", y, en cuanto a la abstención, dijo que "cuando la gente vea los diputados votar con la mano y con el pie puede llegar a abstenerse de hacerlo".

En el palacio de Congresos se consumieron los canapés antes de que Rosa Conde y, José Luis Corcuera -vestidos también de medio luto aunque fuera casual- leyeran los resultados del escrutinio.

En la Puerta del Sol, en la Comunidad, se recibía la noticia de la segunda dimisión de Suárez casi con simpatía hacia el duque. La preocupación era el PP. Sonaban cláxones en la calle y una secretaria, desolada, señaló: están ahí. La calle es suya".

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