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Renfe acusa a los piquetes de huelga de dejar sin servicio a 216.000 usuarios de cercanías

Juan Antonio Carbajo

El tráfico madrileño no se enteró del 24-M. Tres manifestaciones coincidentes en tiempo (mediodía) y lugar (calle de Alcalá), unas 25.000 personas, no consiguieron alterar la circulación. Por el contrario, los piquetes de Renfe, con menos contingente humano, fueron más efectivos. Sus actuaciones, según la empresa, consiguieron interrumpir el servicio de seis líneas. Unos 216.000 viajeros se quedaron a pie de vía.

Madrid no fue un caos, como se temía. Las tres riadas humanas, que cortaron a su paso las principales arterias de la ciudad (Gran Vía, calle de Alcalá o paseo del Prado) provocaron indirectamente uno de los mejores mediodías de viernes que recuerda la circulación madrileña. Por primera vez, especulaban los trabajadores del centro municipal de control de tráfico, se ha aceptado masivamente una recomendación. En este caso, no circular por el centro.Peor suerte padecieron los 216.000 usuarios de las líneas de cercanías de Fuenlabrada, Parla, Aranjuez, Vicálvaro, Alcalá, Guadalajara o Cantoblanco. Los servicios mínimos decretados, la mitad de las unidades entre seis y nueve de la mañana, apenas se respetaron. Los vehículos de la línea C-5 (Fuenlabrada) y C-4 (Parla) tuvieron dificultades desde el primer momento, "ya que determinadas personas accionaban una y otra vez los sistemas de alarma de los trenes" para pararlos, según Renfe. Unas 86.000 personas viajan diariamente en estos dos trayectos.

A las 7.10 se produjo la segunda alteración importante. Un piquete invadió las vías de la estación de Atocha, punto de destino o de paso de seis líneas de cercanías. Cinco minutos después el servicio quedó suspendido. "Ante la actitud de los piquetes, el personal de Renfe no pudo dar servicio a los miles de viajeros que acudían en esos momentos a las estaciones", explica la compañía. Sólo los trayectos Chamartín-Príncipe Pío, Chamartín-Villalba y Móstoles- Embajadores. Un grupo de usuarios invadió las vías de la estación de Vicálvaro, informa Europa Press.

El tráfico fue fluido a pesar de las manifestaciones

En el aeropuerto de Barajas se cancelaron 177 vuelos (24 del puente aéreo con Barcelona) en la quinta jornada de huelga en Iberia. Sus trabajadores se encontraban a las once de la mañana, junto a los de Renfe, Repsol y Campsa, en la plaza de la Cibeles en una manifestación común. A mediodía coincidieron en el Ministerio de Economía y Hacienda, muy cerca de la Puerta del Sol, con otras dos concentraciones: la de los trabajadores de Telefónica y la de empleados de la banca y del sector del metal.El riesgo de caos circulatorio era evidente. Sin embargo, CC OO y UGT cumplieron lo acordado con el delegado del Gobierno. Segismundo Crespo, para "respetar el ejercicio del derecho ciudadano de libre circulación". Los cortes de tráfico se produjeron donde estaba previsto: en el paseo del Prado (10.45 a 11.15), Fuencarral ( 10.45 a 12.00), Gran Vía (11.15 a 12.10) y Alcalá (11.00 a 13.18).

Pero el bloqueo, aunque afectaba al corazón de la ciudad, no empeoró la ya problemática circulación de los viernes. Algunas calles presentaban mejor aspecto que de costumbre. Fue el caso de Princesa, Goya, Alberto Aguilera o Serrano. Castellana y Bilbao padecían mayores problemas de los habituales.

Cuando las tres concentraciones se reunieron en la sede ministerial -juntando 25.000 según los sindicatos; 12.000 para la policía-, la intensidad del tráfico era similar a otros días. Sin embargo, había menos coches parados: un 8% menos a las once y 4% a las doce de la mañana. ¿Por qué? Quizá porque muchos conductores conocían las manifestaciones y tomaron precauciones. "Incluso nos han preguntado desde Pamplona cuál era la mejor hora para entrar en Madrid", decían en el centro de tráfico.

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