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Kinnock exige elecciones generales inmediatas

Neil Kinnock, líder del Partido Laborista británico, pidió ayer la urgente celebración de elecciones generales después de que, a su juicio, el electorado demostrara en los comicios del jueves no tener confianza en la gestión de los conservadores. Los tories se las veían y deseaban para capear el temporal político, mientras los demócratas liberales, con unas ganancias muy superiores a lo previsto, se presentaban como fuerza alternativa al sistema bipartidista y condicionaban una alianza con cualquiera de los dos partidos a la reforma del actual sistema electoral, mayoritario a una sola vuelta.

Estos comicios para la administración local en parte del Reino Unido constituían el último sondeo de opinión a gran escala antes de que el primer ministro, John Major, decida convocar elecciones, algo que ha de hacer antes del verano de 1992. Extrapolados a unas elecciones generales, los resultados del jueves supondrían el paso a la oposición de los conservadores.En las últimas semanas se venía especulando sobre la posibilidad de que tal consulta pudiera celebrarse el próximo mes, y estas elecciones eran unánimemente consideradas como la decisiva piedra de toque para comprobar si el derrocamiento de una impopular Margaret Thatcher había se ido para tornar la suerte electoral de los conservadores.

Los resultados podían haber sido peores para los tories, pero con los recogidos el jueves tienen razones de sobra para mantenerse a cubierto todo el tiempo que les sea posible. Perdieron un total de 890 concejalías, junto a algunas localidades que habían sido tradicionales feudos conservadores. Los laboristas, en cambio, ganaron más de 490 escaños, y, mucho más sorprendente, los demócratas liberales de Paddy Ashdown no sólo repitieron su éxito de hace cuatro años, sino que obtuvieron un mayor número de nuevas concejalías que los laboristas (520).

Extrapolación

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Ashdown, Kinnock y Chris Patten, el presidente conservador, se pasaron la jornada de ayer haciendo números y desautorizando las interpretaciones que de ellos realizaban los otros dos. La disputa se centraba en la extrapolación de los resultados de las elecciones locales a escala nacional. A los laboristas les salía un 43% de apoyo popular para ellos, un 37% para los conservadores y un 17% para Ashdown, y concluían que los británicos les habían dado una holgada mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes.

Kinnock dijo que, por mucho que el Gobierno intente retrasar la convocatoria de elecciones generales, no va a poder evitar la derrota, y apeló al patriotismo del Ejecutivo para que no posponga un año más la llegada al poder de unos laboristas que han de arreglar los desastres de 12 años de Administración conservadora. Los laboristas encontraban motivo de especial aliento en las ganancias realizadas en el sur, una zona que llevaba lustros negándoles el pan y la sal, y con la que necesitan contar para llegar a Downing Street.

Decepción conservadora

Patten reconoció que los resultados conservadores eran "muy decepcionantes", y habló de la poca pertinencia de proyectar a la política nacional unos votos depositados a escala local. Insistió en que todavía se tienen que notar los efectos de la nueva política de Major, en particular la anunciada salida de la crisis económica, y en que los sondeos de opinión siguen poniendo a conservadores y laboristas a la par, un gran avance, dijo, con respecto a los tiempos de Thatcher.

Los demócratas liberales no tenían empacho en reconocer lo pasmoso de sus resultados, en los que veían su definitiva confirmación como fuerza política a tener en cuenta. Su principal argumento giraba en torno a otra proyección de la BBC que daba a los laboristas un 37% de apoyo popular frente a un 36% para los tories. Esto se traduciría en una mayoría parlamentaria para Kinnock que requeriría de la alianza con otro partido para gobernar.

Ashdown también pidió elecciones cuanto antes. Señaló que está dispuesto a participar en un Gobierno que se proponga establecer "un sistema electoral justo". Los demócratas liberales necesitan la representación proporcional. Con el actual sistema, el 21% de voto popular que les daba la BBC se traduce en 28 escasos escaños, frente a los generosos 309 que rinde el 37%. "No deberían ni molestarse tomar el teléfono si no están dispuestos a introducir legislación sobre un sistema electoral juso", dijo Ashdown.

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