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OCTAVOS DE FINAL DE LA COPA DEL REY

El Atlético elimina a un pésimo Madrid

Alex Martínez Roig

El reverso tenebroso del Real Madrid deambuló ayer durante 90 minutos sobre el césped del Calderón, para alegría del Atlético. Todo lo que el Madrid era hace tan sólo una temporada ha pasado a la estantería de las hemerotecas. Si no se lleva a cabo una rápida operación de cirugía, la carrera cuesta abajo puede ser irrefrenable y acabar en un barranco. De momento, las competiciones nacionales han pasado por delante del Madrid sin que haya sido capaz de subirse ni al tren de la Liga, ni al de la Copa. El Atlético no hizo ninguna demostración de poder. No era necesario. Mantener la calma, a la espera del gol clasificatorio, fue suficiente para desatar la euforia en una de esas noches de alegría tan escasas en el Calderón.El Real Madrid ha dejado de creer en sí mismo. Los jugadores lo reconocen en comentarios privados, y Di Stéfano cuando elige a los 11 titulares. Anoche llegó hasta donde John Toshack, su predecesor, jamás había sido capaz de llegar. El Madrid, que necesitaba ganar o forzar los penaltis después del empate del Bernabéu, saltó al campo con cinco defensas, cuatro centrocampistas y Butragueño como único punta. El esquema tenía muchos fallos. Michel era el único creador en el centro del campo, y, además, no está en su mejor forma. Gordillo, la única alternativa por los carriles, fue superado siempre por Pizo Gómez. Y Butragueño, solo contra cuatro defensas, estaba tan aislado que no tenía otra opción que bajar a buscar balones. Aún así, el esquema habría. funcionado mínimamente si al menos hubiese existido una fuerte presión defensiva. Pero ni eso. El Madrid no tenía fe, no sentía ilusión, no presionaba. No existía.

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Tamaño desastre tiene sus datos: el primer tiro madridista dirigido a puerta lo realizó Michel en el minuto 52, y el segundo (y último) Sanchis, en el 86.

El Atlético se encontró con una bicoca, y su gran virtud estuvo en saber mantener la calina y en presionar constantemente al rival. El ambiente en las gradas -los más viejos del lugar no recordaban algo similar desde un partido ante el Barcelona en la temporada 1980-81- empujaba a caer en cierta precipitación. Eso le costó quedar eliminado de la Copa de la UEFA ante el Timisoara. Pero entonces no estaba Schuster en el equipo. Era la pieza clave que faltaba en un equipo que cada vez parece más compensado.

El Madrid se encontró representando un papel al que no está acostumbrado. En la primera parte apenas logró entrar en el campo atlético. Era un Madrid tan distinto que hasta Butragueño cambió su ropaje. Metió la mano en un remate al que no llegaba, tratando de engañar al árbitro, y eso le costó una amonestación. Luego, recibió un codazo de Tomás, y, por primera vez en muchos años, se encaró con el defensa atlético pidiéndole explicaciones. Era otro Buitre, quizá carcomido por la impotencia de su equipo.

La presión del Atlético no obtuvo mejor rendimiento por sus propios errores. Utilizó en demasía el recurso del balón largo para Futre. El portugués se encontró, en la primera parte, con varias ocasiones de marcar, pero confirmó su escasa eficacia en el mano a mano con el portero. En la segunda mitad., y mientras sus compañeros insistían en los lanzamientos largos, Futre comenzó a mirar los balones de reojo mientras parecía sostenerse el hígado con una mano. Ya no podía más. Si el Atlético hubiese creado otras vías de ataque, como Pizo Gómez o Manolo, por la derecha, o Juan Carlos, por la izquierda, el estropicio en la vacilante defensa madridista habría sido espectacular.

Cuando llegó el gol, curiosamente, el Atlético frenó. No fue un ataque de pánico, sino más bien de reflexión. El Atlético parece tan seguro de su sistema defensivo que debió considerar que, con el 1-0, ya había alcanzado su objetivo final. Eso permitió un cierto resurgir del Madrid. Fue una tímida reacción, casi más para salvar la cara que para intentar dar un vuelco a la eliminatoria. En ello colaboraron, durante los 20 minutos escasos en que estuvieron en el campo, Aragón y Alfonso, cuya inclusión dio cierta coherencia a su equipo. Pero ya era demasiado tarde.

Mientras el Atlético se ha encontrado con un final de temporada pleno de ilusión, tanto en la Liga como en la Copa, al Madrid ya sólo le queda tachar de su calendario la Copa de Europa para dar por concluído el año. Pero ni los más optimistas, pueden pensar, visto lo de anoche, que este equipo sea capaz de conseguir en Europa lo que no lograron sus antecesores.

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Sobre la firma

Alex Martínez Roig
Es de Barcelona, donde comenzó en el periodismo en 'El Periódico' y en Radio Barcelona. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Deportes, creador de Tentaciones, subdirector de EPS y profesor de la Escuela. Ha dirigido los contenidos de Canal + y Movistar +. Es presidente no ejecutivo de Morena Films y asesora a Penguin Random House.

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