_
_
_
_

El Madrid resolvió ante el Elosúa, pero sin mérito

Luis Gómez

El baloncesto, como cualquier otro deporte, está repleto de perniciosos ejemplos en los que es posible observar cómo se alcanza la victoria sin mérito. Ese fue el caso del Madrid con el modesto Elosúa de León. La lógica es a veces ruin y no concede a los privilegiados el beneficio de la duda sino una especie de plusvalía con la fortuna. Quiere ello decir que el Madrid hizo muy poco para resolver con la dignidad que requería su primera eliminatoria; hizo más para perderla aunque el resultado final sea a estas alturas irrelevante. Le habría bastado con cubrir el expediente, pero el Madrid actual no admite sutilezas. Es blanco o es negro.El Madrid tuvo un comportamiento más cobarde que prudente. Desconfiado como está de sus propias fuerzas, afrontó la pelea con el Elosúa obsesionado por anular a uno de sus arrtericanos, Schleger, al que persiguieron sucesivamente entre Cargol y Herrera. Obsesionado significa que se olvidó de cualquier otra consideración aun a costa de perder su propia personalidad como favorito. No fue a ganar por las buenas, haciendo valer su tremenda superioridad, sino por las malas. Quiso torturar al Elosúa antes que jugar un partido cuya victoria se antojaba cómocla. Toda esa estrategía queda en entredicho desde el momento en el que el equipo leonés entró en el último minuto de juego con una diferencia desfavorable de un punto. Llegó vivo a pesar de que el Madrid no se había preocupado de otra cosa que de darle una puñalada en una de sus arterias.

Equipos como el Elosúa poco tienen que hacer en competiciones de alto calibre. Les queda el recurso a una retirada honrosa, lo que no es desmerecerlo. El Elosúa limita su potencial a una pareja de americanos más bien sensata aunque no brillante y a una pléyade de jugadores honrados, entre los que no busquen especialistas de salón sino fajadores, encajadores o algún que otro estibador portuario. Esa radiografía ofrece una fisonomía de equipo lento, aguerrido y disciplinado; le cuesta mucho hacer un contraataque y pierde fluidez en cuanto se le aparece enfrente una defensa organizada o físicamente más poderosa.

Durante nueve décimas partes del partido el dominio fue de los leoneses porque al Madrid le costó controlar el rebote, a pesar de su mayor envergadura, y lanzar su mejor arma, el contraataque. En el juego estático se vio sorprendido por la variedad de defensas que le dedicó el rival y la disciplina con que las ejecutó. Y es que el Madrid cuando encuentra cierta organización enfrente ve paralizada su ofensiva; sus sistemas son tan rígidos que no encuentran soluciones alternativas. Es ya una evidencia que clama de lado a lado de la Primera División: el Madrid sólo sabe jugar al galope, a ritmo de descarga de caballería. Con razón el gerente del club, Fernández Trigo, se sintió obligado a arengar a los jugadores antes de subir al autobús para desplazarse a Zaragoza. El gerente aludió a la virilidad en su discurso pero calculó mal: los efectos de la arenga no podían durar más de 24 horas, y en Zaragoza no hay quien sepa estimularlos. Esa falta de estímulo propició un partido tan pobre en el que un discreto rival llegó en pie al final y el Madrid tuvo que tirar de plusvalías.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_