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Mandela y Buthelezi piden el fin de las luchas tribales en Suráfrica

Los dirigentes de las dos principales fuerzas negras surafricanas, Nelson Mandela y Mangosuthu Buthelezi -vicepresidente del Congreso Nacional Africano (ANC) y líder del movimiento zulú Inkhata, respectivamente , estrecharon ayer sus manos al encontrarse por primera vez en 30 años, en Durban. Ambos hicieron un llamamiento a favor de la paz y la reconciliación en Suráfrica, donde se calcula que unas 10.000 personas han muerto en los últimos siete años en los brutales enfrentamientos entre seguidores de estas dos fuerzas rivales.

Mandela y Buthelezi iniciaron ayer una conversaciones que habían sufrido repetidos aplazamientos y que se espera pongan fin a los enfrentamientos entre las dos comunidades negras surafricanas. Ninguna de las dos partes esperaba ayer un cese inmediato de las hostilidades, pero sus representantes coincidieron en afirmar que sin esta primera reunión no habría esperanza en absoluto."Tenemos esperanza, de lo contrario no estaríamos aquí", dijo Buthelezi, que encabezaba una delegación de 67 personas.

Centenares de personas que se apiñaban a la entrada del céntrico hotel de Durban donde los dos dirigentes celebraron su histórica reunión, aplaudieron con fuerza a la llegada de Mandela y Buthelezi. "Seguid hablando" y "Gracias a nuestros líderes" eran algunas de las consignas de las pancartas mostradas por los asistentes.

Inkhata, movimiento integrado principalmente por miembros de la etnia zulú y recientemente constituido en partido político, se separó del ANC hace 12 años debido a diferencias políticas. La necesidad de celebrar conversaciones adquirió un carácter de urgencia, tras el recrudecimiento, en los pasados meses de agosto y octubre, de las rivalidades entre los dos grupos, que dieron lugar a una auténtica guerra en los suburbios negros de la región de Johanesburgo.

A pesar de los llamamientos efectuados por el Gobierno del primer ministro Frederik de Klerk y las presiones ejercidas en este sentido por diversos países occidentales, Nelson Mandela y Mangosuthu Buthelezi habían sido incapaces hasta ahora de realizar el simbólico gesto de paz de estrecharse las manos e invitaro a sus seguidores a hacer los mismo, ya que cada una de las partes acusaba al contrario de intentar capitalizar políticamente un encuentro entre los dos dirigentes. Per ello evitaban meticulosamente ser sorprendidos juntos en público.

"La violencia tiene que acabar", dijo Nelson Mandela al comienzo del histórico encuentro. "No tenemos otra elección que la de coexistir, aunque sólo sea como surafricanos; ello supone que debemos impregnarnos nosotros y al resto de la sociedad de la cultura de la tolerancia y del compromiso político pacífico", añadió el vicepresidente del Congreso Nacional Africano.

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Buthelezi, miembro de una de las familias reales zulúes -mientras que Nelson Mandela es miembro de una de las familias reales de la etnia xhosa, mayoritaria en su grupo-, apoyó el llamamiento efectuado previamente por el dirigente del ANC para que los guerreros "lancen sus cuchillos, hachas y lanzas al mar".

"Dejadnos seguir con la labor de liberar definitivamente Suráfrica sin pelearnos los unos a los otros mientras seguimos adelante", dijo Buthelezi.

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