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NECROLÓGICAS

En la muerte de Jerónimo Mihura

Jerónimo Mihura, un tan olvidado como importante realizador de comedias durante los años cuarenta que llevaba apartado de la realización de largometrajes más de 30 años, moría el pasado 10 de octubre en Hondarribía (Guipúzcoa). Hermano del gran dramaturgo y guionista Miguel Mihura (1905-1977), su más estrecho colaborador, entre sus películas destacan Siempre vuelven de madrugada y Mi adorado Juan, ambas realizadas sobre guiones de su hermano.Nacido en Cádiz en 1902, Jerónimo Mihura ingresa por oposición en el Cuerpo Técnico de Correos en 1922, pero su afición natural por el cine le lleva a escribir en revistas especializadas y más tarde a trabajar como ayudante de dirección de Benito Perojo, Eusebio Fernández Ardavín y Luis Marquina. Por mediación de Luis Buñuel, los hermanos Mihura empiezan a hacer doblajes: Miguel, ajustando los diálogos, y Jerónimo, dirigiéndolos. Poco después, y sobre guión de su hermano, Jerónimo Mihura debuta como director con el cortometraje Don Viudo Rodriguez (1935).

La guerra civil le sorprende rodando la inacabada Asilo naval, dirigida por Tomás Cola, donde trabajaba como ayudante de dirección. Finalizada la contienda hace algunos documentales, pero no tarda en rodar su primer largometraje, Aventura (1942), con diálogos de su hermano. Es la época en que las películas españolas se amortizan con la venta de los permisos de importación de producciones extranjeras que el Estado concede a los productores nacionales, y Jerónimo Mihura realiza una carrera regular sin grandes complicaciones al recibir habitualmente sus películas un conveniente número de licencias de importación.

Entre 1942 y 1952 rueda 13 largometrajes, entre los que destacan Castillo de naipes (1943), Confidencias(1947), Vidas confusas (1948), Me quiero casar contigo (1950) y El señorito Octavio (1950), todas sobre guiones de Miguel Mihura, además de sus mejores trabajos, Siempre vuelven de madrugada (1948) y Mi adorado Juan (1949). El relativo éxito de esta última y el interés de Miguel Mihura por su personaje principal hace que la convierta en una comedia que estrena en teatro con gran éxito en 1956.

Tras Muchachas en Bagdad (1952), una extraña coproducción entre España y Estados Unidos protagonizada por Paulette Godard, Gipsy Rose Lee y Carmen Sevilla, que dirige a medias con el checoslovaco Edgar G.Ulmer, íntegramente rodada en territorio nacional con la patente española Cinefotocolor, la carrera de Jerónimo Mihura comienza a languidecer, y sólo hace otras tres películas a lo largo de seis años, sin la colaboración de su hermano y de mucho menor interés.

Desde 1965 hasta el momento de su jubilación trabaja como colaborador en la redacción de No Do, y de cuando en cuando también dirige alguno de sus documentales. Cada vez más apartado del mundillo cinematográfico, va viendo cómo sus películas desaparecen y van cayendo en el olvido.

Muchas de sus obras se pierden en el extraño incendio de los laboratorios Madrid Films en los años cincuenta, y el rescate de viejas producciones nacionales que ha supuesto el vídeo sólo ha afectado a una mínima parte -y la peor- de ellas, aunque el interesante ciclo Miguel Mihura y el cine, organizado por la 35ª, Semana de Cine de Valladolid, que en estos días repite la Filmoteca Española, hace posible volver a ver o descubrir sus mejores películas.

Asimismo también resulta de gran interés el libro Miguel Mihura - v el infierno del cine, un trabajo imprescindible escrito por Fernando Lara y Eduardo Rodríguez como complemento del citado cielo, el único libro que, aunque sólo sea a través de la obra de su admirado hermano Miguel, trata sobre su cine.

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