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GENTE

Eduardo Astoreka

Un maratoniano de 81 años, dos veces campeón del mundo

El 30 de diciembre de 1978 Eduardo Astoreka, al que sólo faltaban seis días para cumplir 70 años, decidió, inscribirse junto a sus sobrinas en un cross popular de 10 kilómetros de recorrido que se celebraba en la localidad vizcaína de Durango Doscientos participantes no concluyeron la prueba y, sin embargo, Eduardo Astoreka logró una marca que sorprendió a propios y extraños. Ese día descubrió el maratón y el atletismo que le han llevado a recorrer medio mundo y a obtener tantas medallas y títulos que hoy, con 81 años, puede decirse que corre en función de las vitrinas que imponen su demoledora ley del espacio.Dos veces campeón del mundo en maratón y en 10.000 metros lisos y otros tantos títulos europeos, campeón olímpico en Dinamarca en las mismas modalidades y todos los títulos provinciales, regionales y nacionales posibles contemplan la andadura de este atleta que, a sus 81 años, muestra una figura afilada y vertical que atenta directamente contra la imagen social de la veteranía.

"Antes, jamás había prestado atención al atletismo. Lo mío era el monte y las largas caminatas a paso ligero, porque siempre me ha gustado andar. Pero el atletismo lo he empezado a seguir a raíz de iniciarme en la competición". Recuerda Eduardo Astoreka que a veces mataba el aburrimiento de las tardes grises de septiembre con largas caminatas. "Una vez estaba aburrido en casa durante las vacaciones y me fui andando de Bilbao a Durango [dos localidades separadas por unos 40 kilómetros]. Salí a las cuatro de la tarde y llegué a las once de la noche". Desde allí, otra tarde plomiza, se marchó a Ondárroa, adonde llegó tras caminar durante 36 kilómetros "a paso ligero".

Hoy las vitrinas de su domicilio harían palidecer de envidia a la élite mundial del atletismo. Ciertamente costaría trabajo encontrar un atleta que en 11 años de competición atesore tantas medallas, trofeos y galardones con un denominador común, el triunfo, porque "hoy por hoy no hay nadie en el mundo que pueda batirme en maratón dentro de mi categoría", afirma con una mezcla de orgullo y timidez.

Entrena habitualmente durante tres o cuatro horas en días alternos e intensifica su preparación cuando va a afrontar pruebas importantes. Su jornada entonces comienza a las cinco de la madrugada, cuando se echa a la carretera con la profesionalidad de quien se sabe responsable del título mundial y de quien ostenta una mejor marca de 3.34.09 conseguida en el Campeonato de España de maratón celebrado en Valencia cuando tenía 75 años.

Su tardía afición no le ha afectado al corazón, que controla médicamente de forma habitual. "El único accidente", recuerda su esposa, "se produjo en Brighton (Inglaterra) cuando resbaló en la ducha con el jabón y estuvo a punto de hacerse una avería". Era su primera salida al extranjero y la pagó con su única derrota en maratón, "porque mi mujer quería ver Londres y el día anterior a la prueba fue muy ajetreado. Cuando salí a correr no estaba en mis mejores condiciones". Pero la afición sí le ha afectado al bolsillo, porque hasta fechas muy recientes no ha recibido ayuda alguna para costearse los viajes.

A pesar de sus títulos, la élite atlética impone sus condiciones y Eduardo Astoreka es consciente de que su reconocimiento social, a pesar de las medallas, no excede al estrecho marco de su pueblo natal, Barakaldo.

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