Turismo: apuesta segura

El presidente de la patronal Zontur pone el acento en una mejor dotación de infraestructuras que defiendan el medio ambiente para mejorar la calidad del turismo. Igualmente, pide a la Administración pública que diseñe unas políticas de promoción del turismo agresivas y advierte del peligro de no tomar desde ya las medidas necesarias para lograr un sector mejor. Afirma que es el momento de reflexionar sobre el modelo que se quiere adoptar para el futuro.

Desde que en el año 1960 empezó a dibujarse el turismo como industria generadora de empleo, el crecimiento ha sido constante, pasando de ser una artesanía a convertirse en el motor económico más importante de nuestra economía.Justo en el presente año se debería hacer una reflexión profunda sobre el camino recorrido para saber de qué forma queremos andar en el futuro.

Las posibilidades de nuestras zonas turísticas son ilimitadas si sabemos encajar todas las piezas que de cara al siglo XXI serán necesarias para un desarrollo positivo del sector.

Hay razones de sobra para que el futuro turístico de este: país siga siendo fundamental para su desarrollo económico.

En primer lugar, se dispone de hechos irreversibles, como son:

a) Los planes de expansión y remodelación de los aeropuertos, que pondrán a España de cara a 1993 (fecha en que habrá libertad en Europa de vuelos regulares y sus tarifas serán liberalizadas) en una situación privilegiada en relación al resto del Mediterráneo con posibilidades turísticas.

b) En el próximo trienio la red viaria interior también se verá transformada y mejorada, lo que hará una mayor integración del territorio al negocio turístico.

c) El saneamiento integral es de prever que, de cara a la integración total en Europa, también esté solucionado.

d) Y como regalo de la propia naturaleza, contamos con algo tan importante como la climatología, que sin duda es la mejor de Europa.

Plan de trabajo

Pero aunque estos puntos son importantes y están ahí, sería necesario establecer un plan de trabajo para que no se produzcan frenazos económicos.

Está reconocido internacionalmente que la relación calidad / precio en nuestros establecimientos hoteleros de zonas turísticas son los mejores de Europa, e igual pasa con el negocio inmobiliario; quiere esto decir que si las dos ruedas ofrecen las mismas características, hay que fortalecer el eje que las une para garantizar un largo camino.

Las Administraciones (locales, provinciales, autonómicas y nacionales) deben conocer la importancia del sector, no sólo económica sino social; en este siglo que se está caracterizando por la implantación de la alta tecnología (con la consiguiente destrucción de puestos de trabajo), en España disponemos del atractivo turístico suficiente para nivelar los problemas sociales que produce el progreso. Cada 100 turistas mantienen 25 puestos de trabajo fijos más los indirectos. Aproximadamente el 15% de dichos turistas hacen inversiones inmobiliarias, consiguiendo que el sector de la construcción aporte casi el 20% de las divisas ingresadas en España por turismo.

Aunque parezca paradójico, el propio poder de atracción de España para los europeos puede convertirse a medio y largo plazo en un obstáculo para el crecimiento del turismo. Es cada vez mayor el número de turistas que deciden comprar un lugar de residencia, en especial en las zonas más cálidas; en ese instante dejan de ser turistas y se convierten en residentes permanentes o temporales. Además, estos apartamentos o viviendas unifamiliares se suelen utilizar para acoger a otros visitantes extranjeros que ya no necesitan acudir a las plazas hoteleras de la zona. Así pues, un primer obstáculo al desarrollo del turismo viene por la conversión de turistas en residentes. Un reflejo de lo señalado es que, si bien en términos estadísticos resulta que en los primeros nueve meses del presente año la entrada de extranjeros en España arroja entre un 4% y un 5% menos que en el año 1989, en términos de turistas éstos experimentan una reducción entre el 15% y el 20%. Ante esta situación, uno de los temas que más debe preocupar es la falta de estudios y de previsiones, tanto para conocer su importancia como para poder tomar las medidas oportunas. Esta falta de estudios impide contar con datos fiables a la hora de decidir inversiones públicas y de confeccionar los presupuestos. Por ejemplo, en la Costa del Sol, los datos oficiales nos dicen que sólo hay 115.000 plazas hoteleras, mientras que teniendo en cuenta los apartamentos y otras unidades extrahoteleras, y no controladas, el número de plazas supera las 700.000.

Esto plantea unas necesidades de equipamiento que son difícilmente detectables por aquel que sólo maneja los datos oficiales sobre camas hoteleras para establecer presupuestos y confeccionar previsiones de infraestructuras de todo tipo. Si se contase con un inventario realista se podría saber lo que se tiene y sería más fácil tomar las medidas oportunas.

Equipamientos

Otro de los problemas al desarrollo del turismo se deriva de la insuficiencia de las dotaciones en términos de equipamientos colectivos de todo orden. La falta de infraestructura y las inconveniencias que ello plantea a los turistas se revela en las encuestas como el factor más claro de rechazo por parte del turista que nos visita. Es de todos conocida, pero alarmante, la situación que presenta la Costa del Sol en conceptos tales corno red viaria. La carretera N-340 está embotellada prácticamente durante todo el año y en época veraniega es intransitable.

El hecho de que la carretera con mayor intensidad de tráfico esté en la zona de mayor concentración hotelera del país tiene una difícil justificación. Además, las medidas actualmente tomadas sobre ampliación de la carretera tienden a disminuir su peligrosidad, pero no a reducir la congestión.

Lo mismo que se ha señalado para las infraestructuras viarías se podría decir de las infraestructuras sanitarias; el estado de las aguas y su contaminación es realmente preocupante. Asimismo, la limpieza de las calles deja mucho que desear, y lo mismo habría que decir de todo lo relacionado con la seguridad ciudadana. En este sentido debe señalarse que, según las encuestas utilizadas por la generalidad de los operadores turísticos, la mejor relación calidad / precio de todo el Mediterráneo se da en los hoteles de las zonas turísticas de España, pero, en contra, existe en esa zona la peor relación infraestructura / precio.

Como ya se ha señalado, el turismo, a pesar de los problemas de infraestructura antes señalados, tiene unas perspectivas de desarrollo claras. Es más, puede llegar a afirmarse que el turismo se desarrollará incluso sin contar con una dotación de infraestructura suficiente.

Sin embargo, de que contemos o no con ella dependerá que el turismo sea de alto y medio poder adquisitivo y, en consecuencia, tenga un gran potencia¡ generador de riqueza, o que nos limitemos a recibir sólo el turismo de tercera categoría, es decir, el que viaja por encima de sus posibilidades, y la aportación de riqueza que éstos generan en la zona que les acogen es muy reducida.

Por esta razón, la primera actuación deberá centrarse en adoptar una actitud responsable de cara al futuro desarrollo del turismo. Desaprovechar las oportunidades de sentar las bases para un desarrollo turístico digno tendrá un coste para España muy elevado.

El turismo se ha considerado como algo que nos viene dado y no se le ha prestado la atención suficiente, pero no debe olvidarse su potencial como generador de empleo directo y su carácter de motor de arrastre de otras actividades. Estas consideraciones pueden ayudar a valorar las inversiones en equipamientos como directamente productivas, y los responsables políticos deben destinar a su logro las energías suficientes. Dotar de infraestructura idónea y de medidas apropiadas que defiendan el medio ambiente es la estrategia correcta de futuro que se deberá poner como objetivo.

Política de promoción

Por otro lado, la Administración pública debería diseñar unas políticas de promoción del turismo agresivas y capaces de producir al menos cada año el mismo número de nuevos turistas que cubran el espacio dejado por los que dejaron de serio y se convierten en residentes de hecho. No debe olvidarse la distinción antes señalada entre turista y residente ni la dinámica en la que especialmente hemos entrado en los últimos años, que si bien puede mantenerse el número de visitantes se reduce el de turistas.

En este sentido debe señalarse que, de acuerdo con los datos disponibles en Europa (excluidos los ingleses), sólo viajan el 35% de aquellos que tienen posibilidad económica para hacerlo, y de éstos, sólo el 40% ha visitado España; esto nos sitúa ante un futuro espléndido si sabemos dirigirnos a él. Que esta posibilidad se aproveche de forma correcta depende de que los agentes económicos, públicos y privados logren que, en vez de convertirse en el centro de turismo barato de Europa, se convierta en un verdadero centro turístico de un poder adquisitivo medio y alto.