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Tribuna
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Palabras

Juan José Millás

Estaba cansado, llovía. Decidí darme una vuelta por el diccionario. Entré por la O, atravesé obedecer, obelisco y óbito, y me detuve un rato en obsesión. Me enteré de que una obsesión es una idea fija que ofusca el entendimiento. Giré hacia mi derecha en obtuso, atravesé occisión y océano y dirigí mis pasos a ofuscar. Las temperaturas continuaban descendiendo. Tropecé en ofertorio y en oftalmoscopio, que es un aparato que sirve para mirar el ojo por dentro, pero enseguida vi ofuscar detrás de ofuscación; consiste en trastornar el entendimiento. Con las ideas confundidas, salí de allí, di un salto y me planté en la V; pasé sin detenerme por venera, venerable y venéreo para alcanzar ventana: se trata de una abertura más o menos elevada sobre el suelo, que se deja en una pared para dar luz y ventilación. Me asomé a la abertura; afuera llovía sin pasión, pero sin pausa, como un niño que ha llorado muchas horas sin ser atendido. Una ráfaga de aire arrancó a un árbol siete hojas que cayeron al suelo como manos ínútiles, incapaces ya de acariciar o ser acariciadas. Los transeúntes las pisaron sin mirarlas. Abandoné ventana, di la vuelta y comencé a correr en dirección contraria. Como iba con los ojos cerrados, tropecé en muela y me caí. Averigüé que la muela cordal, también llamada del juicio, es la que nace en la edad viril en las extremidades de las mandíbulas. Me acerqué un momento a viril y allí un funcionario me remitió a varonil. Cuando llegué estaban a punto de cerrar, pero pude averiguar que varonil es lo perteneciente o relativo al varón. Deduje que las mujeres carecen de muela cordal. Asqueado por esta muestra de machismo alfabético, abandoné el diccionarlo por la palabra túmido, hice transbordo en túnel y salí al primer tomo de mi enciclopedia favorita. Caí directamente en andrópolis, que significa cementerio. Llovía. Busqué tu tumba y la mía, nuestra tumba, pero aún no habíamos llegado.

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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