La plantilla del Barcelona perdió su oportunidad
Saltaron al césped del Camp Nou casi vestidos con los colores de los diablos rojos del Liverpool. Querían demostrar a su entrenador, Johan Cruyff, que no era necesario fichar a otro extranjero para continuar en una situación tan privilegiada. Pero sus deseos no se hicieron realidad a pesar de contar con el apoyo moral de su compañero Koeman desde el palco presidencial. Inconsciente o deliberadamente, se lo pusieron en bandeja al técnico holandés, que tuvo su último argumento para convencer a una directiva que ya está agilizando las gestiones para complacerle.La verdad es que lo tenían fácil. Enfrente estaba un rival que había llegado a Barcelona tan de turismo que la víspera del encuentro la consumió jugando al golf y disfrutando de la tranquilidad de Sitges. Se obcecaron. Quisieron resolver por la vía rápida y no hicieron otra cosa que ofrecer un espectáculo deslavazado, aunque salpicado de goles de bella factura.
Cruyff hizo casi los mismos retoques que en el partido de ida Volvió a sacar del formol a Alexanco, dio descanso a Bakero para que siga recuperándose de sus sempiternas dolencias y, a falta de Nando, sancionado por amonestaciones, concedió a Soler otra oportunidad. Es decir que armó un equipo con perfume de titular, pero que apenas deleitó con sus aromas a los escasos aficionados que se dieron una vuelta por el Camp Nou para ver la pachanguita.