Salinas pone fin al monopolio de Televisa en México

El monopolio de la superpoderosa compañía de televisión Televisa -el mayor imperio del ramo en lengua española y uno de los primeros del mundo- empieza a verse amenazado en México por las divisiones surgidas en el interior del grupo, así como por la privatízación de dos de los tres canales del Estado y la aparición de un nuevo sistema de televisión por cable.

Los habitantes de Ciudad de México tienen acceso a 27 canales de televisión, ocho de ellos transmitidos por el sistema tradicional y el resto por cable. De estos ocho, Televisa controla cuatro -los de mayor audíencia-, tres son del Estado y el restante es un canal exclusivamente cultural manejado por el Instituto Politécnico Nacional.

Televisa es la propietaria además del sistema Cablevisión, que transmitía por los once canales existentes hasta la aparición hace unos meses de un nuevo sistema de cable, Multivisión, que representa, por el momento, la unica competencia de Televisa, la compañía que controla también el canal. Galavisión, que los españoles reciben a través de la antena parabólica.

El Gobierno de Carlos Safinas, enemigo declarado de los monopolios y del control estatal, quiere ahora buscarle competencia a Televisa en el sistema tradicional, y para ello ha sacado a la venta dos de los tres canales públicos en Ciudad de México, así como uno en la ciudad de Monterrey y otro más en Chihuahua.

Esta amenaza al monopolio de Televisa coincide con un momento de crisis en el seno de la compania. Dos de los accionistas históricos y más importantes de Televisa, Miguel Alemán y Rómulo O'Farril, se han separado del grupo y han vendido sus acciones al que ya era el número uno de la compañía, Emilio Azcárraga, uno de los empresarios más poderosos del mundo. Según informes de prensa, Azcárraga ha pagado a sus antiguos socios 520 millones de dólares, así como propiedades en Cancún y en Ciudad de México.