Madrid, hora punta
Se circulaba al ralentí, observando cada uno de los accidentes de un terreno en pendiente, repleto de curvas, con escasa iluminación y con señalización contradictoria. La bolsa era, y continúa siendo todavía, un lugar propenso a accidentes, en el que pueden encontrarse numerosos golpeados por la coyuntura. Pero ayer, el mercado, ahíto de esperanza y de ganas, decidió que era el momento de aprovechar las débiles señales de optimismo para ocupar huecos y cobrar velocidad.Los bajos precios de buena parte de los valores, los ecos de los aplausos, que saludaron la espectacular subida de 2.700 yenes en Tokio, la moderación en la escalada de los precios del crudo y el nuevo tono de Bush al encarar la crisis del Golfo señalaron el inicio de las compras. El dinero institucional comenzó el trabajo de apuntalamiento, arrastró órdenes compradoras y convirtió en hora punta lo qué hasta entonces era tiempo muerto. La presión del dinero impidió marcar cambios en primera instancia a buena parte de valores del CATS, lo que obligó a autorizar oscilaciones del 15%. Sin embargo, el papel en manos foráneas, (a la búsqueda de una salida sin estrépito) y el juego a corto, reflejado a última hora en las pantallas. del continuo puede hacer de la jornada de ayer la excepción a la regla que dicta la actualidad.