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Los Juegos Asiáticos se inauguran hoy en Pekín

ENVIADO ESPECIAL"Unidad, amistad y progreso". Con estas tres palabras presenta Pekín los XI Juegos Asiáticos que se inauguran hoy con toda la grandiosidad que puede mostrar este inmenso país marcado el año pasado por la tragedia de la plaza de Tiananmen. La expulsión de Irak por el Consejo Olímpico de Asia ha venido a entorpecer la gran jugada diplomática y de imagen que China intenta lograr hasta la clausura día 7 de octubre. Sin importar el costo económico, 30.000 policías y un número incalculable de soldados y de milicianos voluntarios cuidarán de la seguridad y de impedir manifestaciones embarazosas. Los Juegos Asiáticos acaparan mucho más el interés político que el deportivo, limitado a una nueva lucha entre el país anfitrión, Japón y Corea del Sur.

Los Juegos Asiáticos están provocando hechos insólitos. Por ejemplo, el pasado domingo la delegación vietnamita pasó por primera vez desde 1979 la Puerta de la Paz, en la provincia de Lan Son, al norte del país, a 150 kilómetros de Hanoi. Permanecía cerrada desde la sangrienta guerra entre China y Vietnam de finales de los setenta.

Otro caso insólito es la presencia de más de 200 atletas de Taiwan, que participa por primera vez en unos Juegos Asiáticos desde que el país fue expulsado al admitirse a China en 1970. Aunque las relaciones personales se iniciaron en 1987, no existen contactos político entre los dos países. Fue impresionante la cena conjunta de 750 atletas y delegados de ambos países, la primera después de 41 años, celebrada esta semana en el Pekín Hotel.

Todo son símbolos. Nada más llegar al aeropuerto de Pekín se ve un gran anuncio de la compañía coreana de aviación Korean Air. Corea del Sur y China tampoco tienen relaciones diplomáticas, pero los Juegos Asiáticos son un motivo generalizado de distensión política y posibilidad de plantear nuevos mercados comerciales y publicitarios.

Para todo ello, China ha preparado un gran acontecimiento digno de las dimensiones de su país. También, naturalmente, se ha organizado un enorme servicio de control para evitar que los 3.000 periodistas extranjeros acreditados vean algo más de lo que desea el gobierno.

China se juega no sólo el lavado de imagen política, sino también demostrar que puede organizar empresas mayores. Pekín aspira a organizar los Juegos Olímpicos del año 2.000. Melbourne, Berlín y París ya han anunciado su intención de competir por la nominación.

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