La madre y una tía, acusadas de matar a la niña de 11 años "embarazada por el demonio"
Rosa Fernández Gonzálvez, de 11 años de edad, murió en la madrugada del martes en la localidad de Almansa (Albacete), después de que su madre, una tía carnal de ésta y dos vecinas, hermanas entre sí, la sometieran a un ritual satánico y le extrajeran los intestinos con las manos, según manifestó ayer el juez José Rafael Cuesta. La madre declaró ayer que su hija estaba "embarazada por el demonio". Los vecinos de la vivienda de la calle de Valencia, número 4, de Almansa dieron aviso a la policía, que detuvo a las mujeres y confirmó la muerte de la pequeña, enterrada ayer entre el dolor de la población.
Rosa Gonzálvez Sito, conocida popularmente como Rosa la Curandera; su tía, Ana María Gonzálvez y dos vecinas, hermanas entre sí, María Mercedes y María Ángeles Rodríguez Espinilla fueron detenidas por la policía acusadas de someter a la pequeña Rosa, de 11 años, a distintas prácticas rituales que acabaron con su vida.Una de las hermanas que supuestamente participaron en el ritual negro que le costó la vida a la pequeña Ana María tuvo que ser trasladada al Hospital General de Albacete con diversos hematomas y escoriaciones en su cuerpo. Portavoces del centro sanitario aseguraron que la paciente dijo a los médicos que la atendieron que había sufrido una paliza por fuerzas negras y exigió que no la tocasen porque Santa Lucía la curaría.
El magistrado José Rafael Cuesta afirmó a primeras horas de la tarde de ayer que las tres mujeres que habían prestado declaración se encontraban a disposición judicial y que no tomarían ninguna decisión sobre su situación legal hasta completar la investigación judicial. A primeras horas de la tarde, el padre de la pequeña Rosa, Jesús Fernández, que fue encerrado en una de las habitaciones de la vivienda familiar durante el ritual, prestó declaración ante el Juzgado.
El mutismo ayer en Almansa sólo fue roto por distintas declaraciones de vecinos y familiares de la víctima, que reconstruyeron los sangrientos acontecimientos. Antonia, un ama de casa que vive enfrente del domicilio de la pequeña Rosa, aseguró ayer a este periódico que cerca de las 10 de la mañana del martes vio salir al padre de la pequeña, Jesús Fernández, corriendo de la vivienda. "Llevaba los ojos desencajados", afirma la vecina. Según el testimonio de esta mujer, en horas no precisadas de la madrugada del lunes al martes, las cuatro mújeres que se encontraban en la vivienda familiar intentaron de forma ritual "extraer un dolor que la pequeña tenía en la barriga". Por su parte, el juez instructor de las diligencias en Almansa negó tajantemente que la pequeña estuviera embarazada.
De otro lado, Martín Toledo, de 28 años, y esposa de María Ángeles Rodríguez Espinilla, una de las detenidas, afirmó a este diario que en la vivienda de la pequeña Rosa se practicaba de forma habitual el curanderismo.
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