Nuevo tropiezo internacional del Atlético
El Atlético vuelve a tener muy difícil aprobar una de sus asignaturas pendientes desde que Jesús Gil lo preside. Puede que, a lo peor, a la tercera tampoco vaya la vencida. Si el Groninga, holandés, y el Fiorentina, italiano, le eliminaron a las primeras de cambio en sus anteriores comparecencias en la Copa de la UEFA, el Politécnica, rumano, amenaza con hacerle correr la misma triste suerte. El equipo universitario de Timisoara, joven, fuerte, compacto y entusiasta, puso una vez mas en evidencia las debilidades de una plantilla poco menos que improvisada temporada a temporada, que configurada a impulsos mucho más pasionales que racionales de Gil y sus asesores. Su descompensación es evidente y su nuevo entrenador, el yugoslavo Tomislav Ivic, sabe que le espera una ardua tarea. Hasta las individualidades notables requieren un en granaje correcto. Pero en el Atlético, incluso contando los ausentes en esta ocasión, no hay nadie con la suficiente clase y personalidad para ordenar el juego e imprimir carácter si vienen mal dadas.La especulación sobre lo que habría podido ocurrir si el primer período hubiese durado dos minutos menos es vana. Ciertamente, el Atlético había controlado sin dernasiados sobresaltos el encuentro hasta entonces, hasta el penalti cometido con una dosis generosa de ingenuidad por Solozábal ante el derroche de picardía de China. Pero un gol se marca, obvio, en cualquier segundo, en cualquier desliz.
Ivic había inculcado a sus jugadores la consigna del trabajo sin tregua y de¡ toque constante del balón para retener a sus contrarios lo más lejos posible de Abel. Por ello, Rodax, de manera especial, y Baltazar no dudaban en retroceder a la zona ancha para apoyar a Alfredo, Manolo y Julio Prieto. El primero de estos tres tenía también la misión de vigilar estrechamente por su banda los avances de Popescu, ya que Timofte tendía a irse hacia el medio de su ataque y se llevaba consigo a Tomás. Abel, seguro, y Futre, a su aire, más efectista que efectivo y con algún,que otro problema técnico al peñetrar por la derecha en vez de por su izquierda habitual, eran los extremos opuestos de un cuadro que, aun sin convencer, resistía.
En tales circunstancias, en efecto, el Timisoara sólo inquietaba en sus oleadas aisladas Lo hizo al principio, cuando el ágil Timofte envió fuera una pelota clara, y al final, cuando Abel sacó de debajo del largue ro un buen cabezazo de Rosenblum, pero no pudo evitar que el máximo castigo fuese transformado en gol por Bungau al filo psicológico del descanso. Toda una losa.
Y es que la capacidad de reacción de un Atlético cuyas deficiencias de ayer han elevado a la enésima potencia los quebraderos de. cabeza de Ivic fue como se temía, nula. Entre otras razones, porque el pretendido oxígeno que debía aportar Gómez, el sustituto de un Manolo ido a menos, coincidió con el segundo tanto del Politécnica, de creación y ejecución raciales por parte de VIaicu y Popescu.
A partir de ese momento, el propio Gil se puso a pensar en lo fatal, en una nueva venida abajo fulminante de su cuarto proyecto internacional, a la vista del caos rejiblanco. Por fortuna para él y los suyos, que cedieron a la tentación de las entrada! violentas, el recurso más vulgar de la impotencia, y padecieron la expulsión de Donato por doble amonestación, Abel no cayó en las redes del tercer tanto, el de la presunta boleta. Pero, por desgracia, la tímida recomposición dela ofensiva, con Baltazar y Futre permutando de alas, tampoco dio origen a la diana de la esperanza.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.