Información y opinión

La información y la opinión estarán claramente diferenciadas entre sí; el periodista, cuando realiza una información, transmite a los lectores noticias comprobadas y se abstiene de incluir en ellas sus opiniones personales. Estos principios periodísticos, que EL PAÍS recoge en el primer capítulo de su Libro de estilo, tienen mil matices, según se trate de una noticia, una crónica, un reportaje o una entrevista, y son una constante fuente de discusión entre el Ombudsman y la Redacción en ese intento por alcanzar la mayor objetividad posible.Contra todas estas normas, este diario publicaba el pasado lunes 10 de septiembre un texto presentado como información y titulado Rosa María Mateo, la preferida. El artículo estaba firmado por Olga Álvarez y explicaba, sin mencionar a sus autores, los datos y opiniones recogidos en un "informe realizado por el Departamento de Periodismo Audiovisual de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de La Laguna" sobre tres presentadoras de televisión: Diane Sawyer, de la cadena ABC de Estados Unidos; Christine Ockrent, de la cadena francesa Antenne 2, y Rosa María Mateos.

En las primeras ediciones, el artículo iba acompañado de un texto más pequeño en el que la autora daba su rotunda opinión sobre los presentadores de los diversos telediarios de TVE y planteaba algunas preguntas sobre el futuro profesional de Rosa María Mateo. Este texto, que teóricamente pasó los controles de edición, fue retirado en la últimas ediciones.

El Ombudsman, que se interesó por la publicación del artículo, fue informado de que su autora y la del informe académico en el que se basaba eran la misma persona. Olga Álvarez reconoció este hecho, aunque matizó que en su elaboración habían participado otros miembros del Departamento de Periodismo Audiovisual de la universidad canaria.

Tanto la presentación del artículo como su redacción llevan al lector a la falsa impresión de que se trata de un trabajo informativo elaborado en la Redacción de EL PAÍS, cuando en realidad era una versión interesada de alguien que ha participado en un trabajo académico, lo que convierte el texto en una opinión.

Inmaculada Gómez Mardones, responsable de las páginas de Radio y Televisión, dijo al Ombudsman que el artículo le fue: remitido por su autora, de la que tenía referencias por otras colaboraciones suyas anteriores sobre cultura y televisión. Por un fallo en la edición, que es la primera en lamentar, se publicó como información cuando tenía que haber sido valorado como un artículo de opinión.

Tribu o nación

¿Qué es una nación? Esta pregunta, que resuena en Europa desde que Ernest Renan pronunciara su conferencia hace un siglo en la Sorbona, llega al Ombudsman con motivo del conflicto que enfrenta a diferentes sectores de la sociedad negra de Suráfrica.

Pere Jordi Español i Castells escribe desde Barcelona paraquejarse de que en los artículos, pies de foto y textos en general que han aparecido últimamente en EL PAÍS "los redactores tienden a calificar a zulúes y xhosas como tribus, cuando me parece evidente que se trata de pueblos o naciones".

"He vivido durante un par de años en Suráfrica y he podido conocer, ni que sea de un modo superficial, la realidad del país, y es evidente que tanto zulúes como xhosas (como vavhendas, shotos, afrikáners, swassis, etcétera) son pueblos con una cultura, una lengua y una historia diferenciadas y que reúnen todos los requisitos necesarios para ser considerados miembros de una nación específica", señala el lector.

"En Europa nunca se nos ocurriría calificar de tribus a pueblos o naciones como los azeríes, los armenios, los albaneses, los serbios o, en España, los catalanes, los vascos o los gallegos (imagínese un pie de foto diciendo 'miembros de una tribu vasca asaltan el Ayuntamiento de Bilbao'), aunque algunos conflictos entre algunos pueblos hayan llegado a cotas iguales o superiores de violencia que los conflictos entre miembros de las nacionalidades surafricanas que antes he mencionado o tengan elementos que permitan calificarlos como conflictos seudotribales".

El lector se declara"convencido de que, subsanando estos errores, los conflictos surafricanos serán más fácilmente comprensibles por los lectores de su periódico y no provocarán la típica reacción de rechazo que produce todo lo que es calificado de 'tribal".

El Ombudsman confiesa su dificultad -el Libro de estilo no lo indica- para trazar los límites entre tribu, pueblo, etnia y nación y el derecho que asiste, a su vez, a todas las tribus, etnias, pueblos o naciones que existen en el mundo a tener su propio Estado. Pero, en cualquier caso, el rechazo que suscita la violencia, motivo de las noticias que comenta el lector, no es más o menos radical en la medida en que se ejerza en nombre de la tribu o en nombre de la nación o e¡ Estado. Es la propia violencia, por su desprecio a la vida humana y a las fórmulas de convivencia, la que repugna a las conciencias democráticas.