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Los sectores opuestos al guerrismo esperan que González fuerce la "apertura" en el 32º congreso

Los sectores del PSOE no alineados con el llamado guerrismo consideran que la renovación del partido anunciada con el Programa 2000 sólo será posible si el secretario general, Felipe González, interviene decididamente en el 321 congreso federal, el próximo mes de noviembre, que se presenta bajo el control férreo de los hombres del aparato. En este sentido, consideran que la presencia el pasado miércoles en La Moncloa de varios dirigentes regionales del PSOE fue "una contraofensivo preparada por los guerristas con objeto de tratar de "influir" sobre el líder indiscutido del partido.

González, según fuentes próximas al presidente, se está limitando de momento a escuchar y seguir de lejos, aunque con cierta preocupación, los movimientos y tensiones del partido, pero sin involucrarse en los preparativos del congreso federal. Si bien la mayoría de las federaciones y agrupaciones provinciales no celebrarán hasta finales de mes sus asambleas para elegir los 870 delegados del congreso y aprobar las enmiendas que presentarán a los documentos de debate, las distintas familias del socialismo reconocen que "el mapa del partido" se encuentra en un 80% en manos del aparato, controlado en gran medida por los seguidores de Alfonso Guerra.En consecuencia, todos los sectores desmarcados del guerrismo, y que abarcan sensibilidades tan distintas e incluso opuestas como la del ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, la del socialismo catalán, la del llamado grupo de Chamartín o la de los críticos de izquierda Socialista (IS), coinciden en opinar que los propósitos de "apertura y pluralismo" enunciados como objetivo del 322 congreso federal sólo serán posibles si Felipe González los impone con su autoridad no discutida.

"No deja de ser contraproducente para nuestros planteamientos, que han sido siempre opuestos al caudillismo en el partido, pero así están las cosas. Si el secretario general no toma cartas en el asunto y se moja, del congreso no saldr4 renovación alguna, sino el triunfo de una concepción exclusivista y excluyente del partido, como la que sustenta el guerrismo", reflexiona una destacada personalidad de Izquierda Socialista.

Esa demanda de pluralismo y de un reparto de influencias que no se mida sólo por el número de agrupaciones que se controlan y el rechazo del "estilo" y los "procedimientos" del guerrismo aparecen como el único nexo de unión entre Solchaga, Joaquín Leguina, Raimon Obiols y Javier Solana, que se proclaman miembros de "la mayoría" del partido, en la que obviamente se sitúan también los hombres del aparato y los críticos de Izquierda Socialista, excluidos de ella.

El ministro de Economía y Hacienda, que acudirá al congreso dentro de la delegación de Navarra, ha manifestado en privado su voluntad de participar activamente en él y de defender la necesidad de una dirección del partido menos "monolítica" que la actual. Es consciente, sin embargo, de que su posición, debido al giro adverso de la situación económica y las reacciones que suscitó aquella crítica indirecta al guerrismo, n o va ser cómoda en la cita congresual.En dichos sectores se contempla con inquietud el "repliegue hacia sí mismo" que ha provocado en el PSOE la censura social al caso Juan Guerra, así como la reacción cerrada del aparato a las tomas de posición hechas por dirigentes del partido, ya sea para desmarcarse del vicepresidente del Gobierno o para reclamar un nuevo reparto de poder en la ejecutiva federal.Tensión añadida

El enfrentamiento entre ambas sensibilidades que se ha producido en la Federación Socialista Madrileña (FSM) no ha hecho sino añadir tensión a los preparativos del congreso.

La presencia de varios secretarios generales del PSOE en La Moncloa (véase EL PAIS de ayer) se considera en dichos sectores "una maniobra" para transmitir a FelipeGonzález la voz de las bases guerristas contra quienes han marcado distancias con respecto al vicepresidente del Gobierno.

Dirigentes socialistas expresaron ayer su extrañeza por el hecho de que acudieran en bloque seis significados barones del aparato del PSOE -algunas fuentes han indicado que también acudieron los secretarios generales de Murcia y La Rioja-, cuando Felipe González estaba consultando hasta ahora a los líderes regionales de forma individual.

Personas próximas al jefe del Gobierno han indicado que éste se encuentra enfrascado en las derivaciones políticas y especialmente económicas del conflicto del golfo Pérsico, y que, aunque "está muy al tanto", no ha tenido una intervención reseñable en los preparativos del 32 2 congreso.

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