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Katrin Krabbe

La atleta de la RDA recibe ofertas como modelo

Santiago Segurola

Katrin Krabbe, una ciudadana de la nueva Alemania, tiene los pómulos, la mandíbula y la figura para ser modelo de publicidad, pero su cuerpo también le permite dominar a todas sus adversarias en las pistas. Krabbe de 21 años, es la pieza más pulida de una larga cadena de campeonas de la RDA. En los recientes campeonatos de Europa de atletismo, esta velocista rubia ha conquistado tres medallas de oro y ha disparado una cruda pelea entre varias multinacionales, deseosas todas de unir sus logotipos a la imagen de esta mujer rubia, de pómulos marcados y mentón muy cinematográfico. La velocista alemana reúne todas las condiciones para el estrellato. En un país que ha producido una larga secuencia de campeonas linfáticas, de músculo troquelado y bigote espeso, Krabbe se presenta como un ejemplo de gracia y ligereza. Es altísima -1,82 de estatura y 64 kilos de peso-, pero de proporciones delicadas. Y cuando se desliza por la pista ofrece la misma sensación de elegancia y clase.

Katrin se anuncia como la principal rival de la jamaicana Merlene Ottey, la mejor velocista del mundo en la actualidad. "Mi objetivo es batirla. Sin duda, es la mejor", confiesa Krabbe, cuyo objetivo más próximo es casarse el día 15. Katrin Krabbe no quiere dar pistas sobre la identidad de su futuro marido. Dice que no es deportista, pero los periodistas alemanes aseguraban que se trata de un canoísta del equipo nacional de la RDA.

En los campeonatos de Europa de Split corrió con fuerza y actuó con talento. En la final de 200 metros, la velocista alemana desplegó una sonrisa majestuosa en los últimos 10 metros, con el pensamiento en el podio y en las cámaras de los fotógrafos, como la norteamericana Florence Griffith en los Juegos de Seúl. Este instinto es más necesario que nunca entre los atletas de la RDA.

La mayor parte de los deportistas de la RDA, quizá los mejores del mundo en los últimos años, se verán privados de subvenciones económicas, recintos de entrenamiento y material para las prácticas en un próximo futuro. La unificación con la RFA supondrá el derrumbamiento de la singular estructura de un país que había convertido el deporte en el principal símbolo propagandístico del régimen.

En el futuro, sólo los mejores y los más apetitosos comercialmente podrán gozar de la opulencia. Krabbe ya ha asumido el profundo cambio de valores que se avecina. "La RDA es el pasado, y no es un pasado bonito. Me alegro de haber nacido tan tarde. Me siento feliz de ser alemana, no de ser alemana oriental", ha declarado recientemente.

Para Krabbe, la nueva era no sera crítica, como para muchos de sus compañeros. Las multinacionales han descubierto su talento y su belleza. Para ella, el futuro es de oro.

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