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Rodax triunfó ante la parroquia local

Luis Gómez

Un Atlético provisional se presentó ante su afición, en el interín entre los técnicos Peiró e Ivic. No era el cuarto proyecto de Gil lo que formalmente se exhibió ayer sino un aborto prematuro. El resultado fue un partido confuso que sirvió, fundamentalmente, para consolidar la candidatura del austriaco Rodax como eje de la delantera rojiblanca.La alineación inicial evidenció el desorden de toda transición violenta: muchos defensas y muchos delanteros, una mezcla que el buen fútbol digiere mal. Tanto fue así que el Atlético practicó un juego racheado, voluntarioso, pero inevitablemente confuso puesto que no podía resolver los problemas de tráfico que se le presentaban, dificultades en el transporte del balón desde la defensa al ataque, embotellamiento en el área rival por la confluencia atropellada de Manolo, Futre, Rodax y Baltazar y desprotección en la defensa cuando el Estrella Roja daba algunas clases de manejo de balón.

El partido, en cualquier caso, cobró vida entre el minuto 17 y el 33, porque se vieron cuatro goles. El Estrella Roja abusó de cierta prepotencia debido a la calidad técnica que acompaña a algunos de sus hombres, fundamentalmente sus dos más valiosas joyas, Savicevic y Prosínecki. Cuando ambos actuaban con decisión, el Atlético caía a sus pies. Prosinecki, sin embargo, exageró un comportamiento apático, en el que terminó cayendo el resto del equipo. El distanciamiento de Prosinecki respecto al partido concordaba con ciertos detalles de su atuendo personal a la hora de saltar a la cancha: cuatro anillos de oro en la mano derecha, dos pulseras en la muñeca y un collar en el cuello. Prosinecki buscó el lucimiento en un par de regates en corto para dar por concluída así su actuación. Savicevic trabajó más, pero terminó contagiado por tamaña falta de entusiasmo.

La parroquia, pues, limitó sus celebraciones a los tres goles de Rodax, un jugador que no se complica la existencia. .Ayer era una jornada rara, a mitad de camino entre el funeral de Peiró y la coronación de Ivic. Pero para Rodax era un simple partido y su obligación era la misma: marcar goles y punto. Así que es lo que hizo.

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