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GENTE

Fernando Rey

Inmerso en la magia de Don Quijote

Elsa Fernández-Santos

"Desde que soy Don Quijote de la Mancha, yo no existo", dice, con resignación, Fernando Rey desde su refugio de las afueras de Madrid. El actor, que se ha reincorporado recientemente a la serie de televisión que sobre el libro de Cervantes está dirigiendo Manolo Gutiérrez Aragón, ya se ha repuesto de la pequeña fisura que sufrió en una costilla durante el rodaje."Ser Don Quijote está siendo muy duro para mí y para mi familia. Nadie puede imaginarse la dureza de este rodaje. Paso frío, calor y hambre", dice el actor, que ha adelgazado nueve kilos para una perfecta caracterización y al que mantienen a dieta, al igual que al caballo Rocinante, para que conserve la delgadez que pide su personaje. "Además, están los golpes físicos que inevitablemente estoy recibiendo y que a mis 72 años son peligrosos. Pensar que he dejado de hacer muchas películas por no montar a caballo, y ahora me paso todo el día subido a Rocinante. Pero merece la pena, el mundo del Quijote es demasiado fascinante como para rechazarlo".

Sin armadura y sin celada, el actor sigue siendo un hidalgo caballero que con aguante dice "Es inútil que me pregunten qué leo o en qué pienso; hasta mis sueños y pesadillas giran en torno al Quijote, lo que hago lo traduzco en Don Quijote, veo las noticias y me exalto como lo haría él, quiero coger la espada y liarme a estacazos contra bombas y tanques".

Para el actor, el descubrimiento más interesante ha sido la sorprendente inteligencia del personaje: "¡Qué inteligente es Don Quijote!", subraya con énfasis. "No se puede escribir un personaje más completo".

"¿Loco? Su locura es lo que hace accesible a este personaje, que de otra manera sería completamente inabarcable para un actor". Y añade: "Él es cada vez un personaje diferente, pero con un denominador común: su locura, y eso permite entrar en todos los personajes que lleva dentro. Uno duda, ¿está loco?, ¿es un loco que se hace el loco?, ¿es un actor que le gusta interpretar?, ¿verdaderamente cree que puede arreglar el mundo?, ¿está enamorado de un ideal?, ¿es un escéptico? Es muy difícil, pero como está loco vale todo".

Lo que más ha leído para preparar su personaje han sido los mismos libros de caballería que a Don Alonso tanto le apasionaban. "Son libros increíbles, y para mi sorpresa tremendamente eróticos; después de leerlos y ahora que soy Don Quijote estoy convencido de que Don Alonso era virgen, de ahí su idealización del amor".

Fernando Rey no piensa en los casi dos años que quedan de rodaje, está inmerso en la magia de Cervantes y pasea por ella en lugar de hacerlo por el presente. Sí piensa, en cambio, en lo doloroso que será el día que termine, "el final de un rodaje es una diáspora muy dramática, se queda uno colgado como una lámpara"; y con una melancolía propia de Don Alonso dice: "Me pregunto qué haré sin Alfredo Landa [Sancho Panza] cuando esto acabe". De momento, Fernando Rey sólo tiene un proyecto para después de este trabajo: "Meterme en un buen restaurante y comérmelo todo".

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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