La última vuelta del último año
Los médicos esperan que Roth despierte de su trágico sueño
El piloto alemán Reinhold Roth sigue aferrándose a la vida en una habitación del hospital de Ravensburg (RFA). Víctima de uno de los accidentes más graves y absurdos de la temporada más desafortunada del último decenio, el veterano piloto, de 37 años, ya no necesita aparatos para respirar, e incluso es sacado del coma de cuando en cuando por los médicos, que confían en una paulatina, aunque lentísima, recuperación. Mientras su mujer, Elfriede, vive horas de angustia junto a su cama, Mathias, su hijo, de seis años, cree que volverá para pasear con él en bicicleta.
Todo fue absurdo. Un piloto doblado, una carrera ya concluída y un accidente en una vuelta que ya no contaba, en el último año deportivo de uno de los mejores pilotos de la última década. El australiano Darren Milner (Aprilia), el hombre que provocó el trágico accidente, había conseguido el 372 tiempo en los entrenamientos oficiales y, por tanto, no tenía derecho a participar en la carrera del domingo 17 de junio en Rijeka (Yugoslavia). La caída del sábado y posterior renuncia a correr del holandés Wilco Zeelenberg (Honda) le dejó el último puesto en la parrilla de salida. El tiempo logrado por Milner estaba a más de seis segundos del norteamericano John Kocinski (Yamaha), pole position.
La carrera se disputó en unas condiciones climatológicas duras y concluyó tres vueltas antes del final debido a la lluvia. La vuelta en la que se produjo el accidente ya no contaba, pues la carrera concluyó en el anterior paso por meta, de ahí que Roth terminase sexto la prueba en la que enterró trece años de historia.
"Resulta lamentable e injusto", señala Kociriski, quien cuando se produjo el accidente iba escapado con Carlos Cardús y Luca Cadalora, "que la federación deje correr a individuos como Milner. Lo doblamos dos veces a lo largo de la prueba y puedo asegurar que en las dos ocasiones que le pasé iba de paseo, con la mano apoyada en su rodilla izquierda". Milner, en efecto, había decidido retirarse al darse cuenta de que empezaba a llover, pero con tan mala fortuna que se metió en el interior de una curva larga, que se traza en cuarta o quinta a tope.
Cuando el grupito de Bradl, Wimmer, Roth y Crivillé atacó la curva, Milner se había levantado de la moto e iba parado. "Yo marchaba el último", re cuerda Crivillé. "Se trata de una curva que tomas en cuarta a tope, es decir, a casi 200 por hora. Una curva larga, rápida donde vas metido dentro del carenado pues a la salida hay una recta. La moto vibra tanto que, a veces, cierras los ojos instintivamente del esfuerzo que haces para controlarla. Roth no vio a Milner y tal vez pensó que Bradl y Wimmer, que cambiaron de trayectoria para esquivar al australiano, habían cometido un error de trazada y quiso aprovechar el hueco creado en el interior de la curva para superarles, con tan mala fortuna que se encontró de golpe con Milner". La frente de Roth se estrelló en el cogote de Milner, de ahí la gravedad de las lesiones en la cabeza del piloto alemán.
Roth era, junto a Crivillé y el también alemán occidental Peter Ottl, uno de los hombres que más caídas había sufrido esta temporada. "Este año nos persigue la mala suerte", comenta el australiano Wayne Gardner (Honda), uno de los reyes de 500cc. "Todos hemos sufrido caídas, algunos de nosotros muy serias", añade. Gardner, obsesionado con acabar su carrera sin marcas en el cuerpo, sentencia: "Cuando te enteras de accidentes como el de Roth te preguntas: ¿Qué demonios hago aquí? Cuando me retire y pasen los años quiero enseñarles una foto a mis hijos y decirles: éste es papá con su Honda".
Mathias, el hijo de Roth, espera ansioso en su casa de Amtzell (RFA) junto a sus abuelos, que su madre llegue pronto con buenas noticias. Pero los médicos ven todavía muy remota esa posibilidad. Los progresos de Roth son lentísimos. Su esposa Elfriede conflia más que los médicos y, según algunas fuentes, sueña con una recuperación total de su marido, hecho que el doctor Claudio Costa, quien le operó, cree imposible: "Jamás volverá a ser el de antes. Eso es imposible. Si logramos que se levante, que ande como pueda, y hable a duras penas, estaremos hablando de un nuevo milagro de la medicina".
Los médicos se resisten a creerlo, pero Elfriede está convencida de que su marido ve. Los doctores dudan, y mucho. De lo que sí están convencidos es de que Roth mueve ligeramente los brazos y de que todas las intervenciones faciales que se le han hecho han resultado positivas.
"Pese a la gravedad del accidente", señala el doctor Costa, "Reinhold tiene intacto su sistema circulatorio y respiratorio, así como poco dañada la parte del cerebro más importante, la que le permitirá llevar una vida familiar normal en caso de que, en los próximos dos o tres meses, se produzca el salto cualitativo que todos esperamos".
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