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GOLPE POLICIAL CONTRA EL TERRORISMO NEGRO

Sáenz de Ynestrillas intentó matar a Jon Idígoras, pero no pudo hacerlo porque se quedó sin munición

Ricardo Sáenz de Ynestrillas intentó matar al dirigente abertzak Jon Idígoras, pero no pudo hacerlo porque tenía agotada la munición del arma con la que segundos antes había asesinado, al diputado Josu Muguruza, según fuentes próximas a la investigación. El policía Ángel Duce Hernández se atribuyó durante los interrogatorios la autoría del atentado del hotel Alcalá y eximió de responsabilidad a Sáenz de Ynestrillas. Pero las pruebas de balística han demostrado que el policía miente. El agente José Hernández Bartolomé, encargado de la armería de la comisaría de Chamberí, ha sido puesto a disposición judicial por vender un revólver procedente de dicha unidad.

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Por otra parte, el juez Baltasar Garzón ordenó anoche el ingreso en prisión de Ángel Duce, (al que interrogó durante más de siete horas en la Audiencia Nacional), y de Ricardo Sáenz de Ynestrillas como presuntos autores materiales del atentado y de María Yolanda González como presunta encubridora y colaboradora en la fabricación de los explosivos que los ultras habían enviado al País Vasco y que el propio Duce había preparado.Los indicios reunidos hasta el momento apuntan a que el atentado del hotel Alcalá, al margen de los explosivos enviados por los integrantes del grupo ultra, fue una acción precipitada y ejecutada sobre la marcha por los dos presuntos autores materiales, el policía Ángel Duce Hernández y Ricardo Sáenz de Ynestrillas, al enterarse por los medios de comunicación que los parlamentarios electos de Herri Batasuna iban a acudir a Madrid para recoger sus credenciales en el Congreso.

Los dos presuntos autores vigilaron el restaurante Basque del hotel Alcalá -entonces lugar habitual de alojamiento de los abogados de HB que defendían a etarras en la Audiencia Nacional- y al reconocer a Iñaki Esnaola entre los asistentes ala cena celebrada el pasado 20 de noviembre, decidieron asesinarle.

Entraron en uno de los servicios, se animaron el uno al otro, procuraron disimular sus facciones y salieron dispuestos a asesinar a Esnaola. Según las investigaciones realizadas por la Brigada Interior, Sáenz de Ynestrillas fue el primero que abrió fuego contra el grupo de parlamentarios abertzales, a bastante distancia de donde éstos se encontraban. Disparó todos los cartuchos del tambor de su revólver y una de las balas fue la que presuntamente mató al parlamentario Muguruza. El policía Angel Duce comenzó a disparar indiscriminadamente y fue él quien presuntamente alcanzó con varios proyectiles al diputado electo Iñaki Esnaola, que sufrió heridas muy graves.

Duce y Sáenz de Ynestrillas se disponían a escapar, cuando éste reconoció caído en el suelo al portavoz de la coalición abertzale, Jon Idígoras. Sáenz de Ynestrillas colocó el cañón de su arma a unos centímetros del cuerpo de Idígoras y apretó el gatillo. Pero se había quedado sin munición y al final tuvo que huir precipitadamente.

Grupo de apoyo

El policía Duce se ha autoinculpado de todos las acciones que se imputan al grupo, incluyendo la autoría del disparo que acabó con la vida de Muguruza, pese a que las pruebas balísticas han demostrado que tal extremo no es cierto, según las mismas fuentes. El policía, que prestaba servicio en la comisaría del distrito de Chamberí, ha indicado que tras el atentado huyó en un coche que él tenía estacionado en la calle de Goya. La policía tiene la convicción de que otras personas esperaban en un automóvil a los presuntos homicidas.

El joyero Antonio López González vendió a Duce la pistola de nueve milímetros corto utilizada en el atentado en el que resultó muerto Josu Muguruza, según reconoció en los interrogatoríos a que ha sido sometido tanto en la Brigada de Información Interior como en el juzgado. central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional. El joyero adujo que al vender el arma no sabía que iba a ser utilizada en el atentado, según fuentes próximas a la investigación.

Joyero aficionado a las armas

La participación del joyero Antonio Lopez González en los hechos deberá ser determinada con mayor exactitud conforme avancen las investigaciones, ya que si vendió el arma al policía Angel Duce con conocimiento de que iba a ser empleada para atentar contra los parlamentearios de Herri Batasuna podría ser considerado cooperador necesario del asesinato de Josu Muguruza. Si no tuvo conocimiento de las intenciones del policía, quizá solo podría imputársele un delito de tenencia ílícita de armas.

Las fuentes consultadas afirmaron que López González era un gran aficionado a las armas, con las que practicaba a menudo. Contaba con guía y licencia para su utilización, pero las que le fueron intervenidas en su domicilio -casi todas las aprehendidas por la policía en la desarticulación del grupo-, eran escopetas o algún arma de colección, que no pueden calificarse como "un arsenal de armas de guerra". No obstante, el joyero "estaba a tope de coca" según dijeron fuentes próximas a la investigación, lo que abona la tesis, aún por determinar con exactitud, de que los miembros del grupo ultraderechista se financiaban con la venta de droga para adquirir las armas y el material explosivo. Dichas fuentes no descartaron que la cocaína suministrada por el joyero le llegase a través de la red de narcotraficantes desarticulada por el juez Baltasar Garzón el pasado mes de junio con la operación Mago.

López González solía realizar frecuentes viajes al principado de Andorra, donde parece que tiene inversiones inmobiliarias por va lor de más de 100 millones de pe setas. Según las investigaciones realizadas hasta ahora, este di nero puede ser presuntamente procedente de las ganancias que obtenía con la venta de droga, que de este forma se lavaba sin levantar sospechas. Es posible que el juez Garzón designe una comisión rogatoria para que las -autoridades andorranas faciliten la información que sirva para es clarecer el origen de esta fortuna.

Por otra parte, el policía José Hernández Bartolomé, armero de la comisaría del distrito ma drileño de Chamberí, fue puesto ayer tarde a disposición judicial, acusado de haber vendido un re vólver del calibre 38 aljoyero Ló pez González.

Sospechosos en libertad

El juez Baltasar Garzón, que ayer continuó los interrogatorios de los sospechosos detenidos, decretó la libertad sin fianza de Gonzalo Chércoles Martínez, el único que prestó declaración con presencia judicial en la mañana de ayer.

Chércoles, aunque de ideología ultraderechista y socio de Ricardo Sáenz de Ynestrillas en un negocio de venta de neumáticos, no tuvo ninguna participación en los preparativos del atentado, según se desprende de la orden de libertad dictada por el juez.

El socio de Ynestrillas tampoco conocía al joyero Antonio López, según manifestaron fuentes de la investigación.

Con la libertad de Gonzalo Chércoles, cuatro de los ocho detenidos se encuentran en principio fuera de sospecha. El juez decretó anteayer la libertad de Ana María Pérez Torío, esposa del joyero Antonio López y funcionara auxiliar de la Brigada Interior.

También quedó libre en las primeras horas de la tarde de anteayer José Celda Balboa, quien prestó declaración el pasado domingo. Ni Ana Pérez Torío ni Celda Balboa tuvieron que depositar fianzas para obtener la libertad, aunque deberán

comparecer en el Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional los días 1 y 15 de cada mes.

Asimismo quedó libre María del Mar Valle Zorrila, esposa del policía Ángel -Duce. María del Mar Valle fue puesta en libertad directamente por la policía, y ni siquiera llegó a ser interrogada por el juez.

Con el interrogatorio, a primera hora de la madrugada de hoy, de Ricardo Sáenz de Ynestrillas, todas las personas detenidas en la operación policial han comparecido ya ante el juez Baltasar Garzón.

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