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HERÓES DE BARRIO/VALLECAS

POLI DÍAZ

Un vallecano de cuero

EMMA ROIG Policarpo Díaz, campeón de Europa de los pesos ligeros, pasea por Vallecas en un hermoso coche descapotable saludando a sus convecinos, que le devuelven el saludo siempre emocionados: "Hay que aguantar a tu público porque es el que te levanta en los momentos peores", dice este joven que acaba de cumplir 22 años y que creció junto a ocho hermanos, dos de los cuales todavía viven con sus padres.

Cuando va a pie, sus admiradores le saludan tanteándole insistentemente sus carnes vallecanas, las mismas que la jet contempla golpear vestida con sus mejores galas. Poli se siente de su barrio, donde cree que "faltan héroes y sobra heroína". Ha visto caer a bastantes compañeros de correrías infantiles y sueña con que la droga desaparezca, pero al igual que el resto de sus vecinos, no es partidario de que le pongan un centro de ayuda al drogodependiente al lado de su casa como el que va a instalar el Ayuntamiento de Madrid.

De política no suele hablar aunque alguna vez ha dicho que "yo no entiendo de propaganda, y sólo boto cuando salto a la comba". El año pasado participó en un anuncio para televisión, de Icona, donde famosos hacían campaña contra el fuego en los bosques. Éste año su campaña es contra la droga.

De su infancia recuerda cuando asaba patatas en el campo y hacía novillos", y de su presente, lo que le gusta es salir por los lugares más concurridos del barrio los fines de semana y pasearlos con los amigos, porque en estos momentos está vacante de novias "yo no ligo, siempre me ligan ellas". Quiso ser torero "pero vi que no valía", trabajó de albañil y ahora puede obtener una bolsa de más de doce millones de pesetas en una noche.

Ahora se ha comprado un piso en la zona más céntrica de Vallecas, como era de esperar, y ha empezado a preocuparse por las obras de reforma. Para Poli, al igual que para la policía, Vallecas es un sitio tranquilo, aunque "está llena de corderos que se transforman en lobos", y le gusta saludar a las marañas (pandillas) con las que jugaba de pequeño.

Según las estadísticas policiales, en Vallecas, 12 ciudadanos de cada 1.000 denuncian delitos e infracciones en las comisarías, lo que constituye un porcentaje muy bajo si se compara con los 100 por 1.000 que realizan denuncias en la zona centro.

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Sin embargo, en Vallecas están instaladas zonas potentes de venta de droga, como La Celsa, El Pozo del Huevo, Pies Negros y las chabolas del Cristo, que generan delincuencia a ambos lados de la vía que divide a los vallecanos. La factura de los supermercados de la droga ha venido arrojando en el barrio media docena de muertos por sobredosis cada año. Poli ha perdido a tres de sus conocidos de esta manera y detesta la droga.

Un barrio pionero

Hace 15 años, Vallecas fue la pionera de la venta de hachís y del asociacionismo vecinal; ahora, las peñas se han enfrentado al concejal del distrito, Carlos Martínez Serrano, del CDS, para que permitiera el festival de rock del Rayo Vallecano y la batalla naval, que el año pasado concluyó con 200 denuncias de vecinos y varios heridos graves.

El juego de reunirse en el bulevar y lanzarse cubos de agua no hizo mucha gracia a los civiles, quienes sufrieron la agresividad de los militares del cubo que les arrojaban litros de agua en un afán de divertirse. "Un hombre perdió un dedo al tratar de cerrar la puerta de su coche y hubo otros heridos graves", explica la policía.

Los asociados de la peña del Valle, que defienden la permanencia de la fiesta, aseguran que ellos también tuvieron bajas y que las 200 denuncias fueron producto de un plan organizado de "los vecinos de clase media, que no representan a la mayoría de los vallecanos". Sin embargo, este año la batalla concluyó sólo con buenos remojones.

La gente de Vallecas es tranquila, y los que son delincuentes van a actuar a otros barrios, según un mando policial de uno de los dos distritos en los que está dividido el barrio, "aunque son muy habituales las peleas callejeras porque existe una afición especial a dirimir las disputas a mamporros".

Los índices de asesinato son menos preocupantes que los muertos por accidentes de tráfico (de 12 a 15 personas al año), y ha disminuido la delincuencia con menores de 16 años como protagonistas.

El Cerro del Tío Pío, chabolismo puro hace unos años, se ha transformado en un barrio residencial ajardinado. También será desmontado el poblado marginal de El Pozo del Huevo, cuyos habitantes serán trasladados al ruedo de la M-30, que es como se conoce el edificio del arquitecto Sáenz de Oiza.

Policarpo Díaz considera que no se debía desperdigar a los vecinos, sino construirles nuevas viviendas en el mismo enclave donde han vivido. Excepto este punto, Poli no cree que su barrio, del que se siente orgulloso, necesite más cosas: "Ya tiene parques, cines, el Rayo Vallecano, radio independiente y semanarios".

Y es que los habitantes de Vallecas empiezan por radicalizar la ce de su nombre hasta convertirla en una la rabiosa, y acaban, como Poli, bromeando con que ya "Madrid es un barrio de Vallecas".

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