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Comienza en TVE 'Las dos señoras Grenville', historia del desafío entre una corista y una elitista matriarca

Claudette Colbert volvió al cine en 1987 para interpretar junto a Ann-Margret el telefilme Las dos señoras Grenville. La veterana actriz había permanecido alejada de las pantallas 25 años. Ambas actrices realizan una espléndida caracterización de los personajes centrales de la novela best seller de Dominick Dunne, basada en hechos reales. El filme narra el desafío de dos mujeres, una elitista matriarca de una de las grandes familias de Nueva York, Alice Grenville, y una corista, Ann Arden, que intenta ser aceptada en esos exclusivos círculos tras un matrimonio con el joven millonario Billy Grenville.

La larga escena retrospectiva con la que comienza el filme -TVE lo emitirá dividido en cuatro partes de una hora de duración cada una- nos retrotrae a 1944, durante la II Guerra Mundial. Desplazado a Europa, el joven oficial de navío (Stephen Collins) encuentra en el club nocturno El Morocco a la bella corista. Contra los deseos de su familia, se casan, pero todos los esfuerzos de Ann para llegar a ser un miembro de derecho de la cerrada y selecta sociedad de Nueva York serán inútiles.En cambio, y una vez transformada ella misma en un mal calco de estas mujeres, su matrimonio con el aristócrata Billy Grenville se irá deteriorando paulatinamente hasta terminar en tragedia. Su muerte violenta y el nombre de la familia será lo único que al final continúe encadenando a la matriarca Grenville y a la advenediza corista.

Mala dulcificada

En la adaptación que realizó de esta serie el escritor y guionista británico Derck Marlowe, el personaje de Ann Arden (AnnMargret) ha sido notablemente dulcificado. La novela de Dunne es más dura con este personaje, pero también eso lo hace más atractivo.Hay una regla no escrita en televisión que exige que los malos, aunque sean fascinantes, no tengan nunca el papel de protagonista. "Ahora no se podría hacer Lo que el viento se llevó en televisión, porque Escarlata O'Hara era demasiado mala", se quejaba la productora ejecutiva de Las dos señoras Grenville, Susan Pollock.

"La cadena de televisión NBC", cuenta Pollock -que negoció los derechos de la novela con Dunne-, "pidió que el personaje fuera dulcificado; pensaban que éste gustaría más a la audiencia y que ninguna actriz de estatura querría interpretar el personaje tal cual estaba escrito".

Una opinión de la que discrepa el autor de la novela, Dominick Dunne, que responsabilizó de los cambios al departamento de censura (Standards and Practices) de la cadena. "Grandes carreras de actrices fueron edificadas sobre personajes de malas", dice Dunne recordando a la gran Bette Davis.

Producción sobresaliente

Con todos los cambios que ablandan la historia, Las dos señoras Grenville sigue estando muy por encima de las producciones habituales del género. Sobresale especialmente la soberbia interpretación de Ann-Margret y Claudette Colbert (la primera vestida, por cierto, por Nolan Miller, autor del vestuario de Dinastía, y peinada -sus pelucas- por Sydney Guilaroff, que trabajó para Garbo y Joan Crawford en la gran época de la MGM).La adaptación de Marlowe es inteligente y no exenta de humor en ciertos momentos. Y, sobre todo, ha conservado del libro de Dunne el agudo y punzante retrato de estas grandes familias norteamericanas, que cierran filas cuando algo o alguien pone en peligro su autoridad y privilegios.

Es mejor encubrir un crimen que denunciarlo y verse involucrado en un sucio asunto que ponga en entredicho el prestigio del clan. Los personajes de la novela tienen para Marlowe "un aire a lo Gatsby", a la manera de Scott Fitzgerald. También le recuerdan, viejas películas y estilos: "Deliberadamente he introducido en la versión televisiva diálogos procedentes de películas de George Cukor y Donald Ogden Stewart. Hay incluso una frase de uno de los primeros filmes de Claudette Colbert". El fondo de satén sobre el que se abren los títulos de crédito es también una referencia clara a los filmes de hace unas décadas, un homenaje más dedicado a esa época.

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