Edgardo Codesal

Edgardo Codesal Méndez, de 39 años, pediatra de profesión, nacido en Uruguay y nacionalizado mexicano, es el árbitro que dirigirá mañana la final del Mundial 90, en el estadio Olímpico de Roma, entre Argentina y la República Federal de Alemania. Es la culminación para quien ha convertido el arbitraje en una vocación, que conoce y vive desde la más tierna edad, de tal forma que ha marcado y condicionado el rumbo de su vida, incluso la familiar.Es hijo de uno de los mejores árbitros internacionales de Uruguay, fallecido hace un par de años, José María Codesal. El arbitraje le permitió conocer a su esposa, una mexicana, hija de Javier Arriaga Muñiz, destacado dirigente de la Comisión de Árbitros de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA). El amor le llevó a fijar su residencia en México y a renunciar a su nacionalidad uruguaya para adquirir la de su esposa.

Sus antecedentes familiares y el poder e influencia de su suegro en la Comisión de Árbitros de la FIFA -a ella corresponde la designación-, junto con el dominio y el control que en dicho organismo ejerce otro mexicano, Guillermo Cañedo, vicepresidente, han permitido que un colegiado de este país dirija por primera vez en la historia la final de una Copa del Mundo.

A ello ha colaborado también la buena actuación que Codesal Méndez ha tenido en los dos partidos que ha arbitrado en este Mundial, el de su debú, el Italia-Estados Unidos (1-0), y el Inglaterra-Camerún (3-2). "No pensaba dirigir la final del campeonato, aunque su ilusión, como la de todos los que hemos estado en este Mundial, era arbitrar la final. Su objetivo, al llegar a Italia, fue el de hacer un buen Mundial", comentó el colegiado español Emilio Soriano Aladrén, que contó con Codesal Méndez como juez de línea en Palermo en el partido Holanda-Egipto.