Una serie que ha marcado la decada televisiva de los ochenta en EE UU

Una de las más particulares y enternecedoramente odiosas figuras del mundo de la telecomedia es Alex P. Keaton, el personaje que ha interpretado durante siete años Michael J. Fox en Enredos de familia, espacio que como ningún otro ha definido y marcado la década televisiva de los ochenta en Norteamérica y que a partir de hoy empieza a emitir Tele 5 a las diez de la noche. La premisa es sencilla: una pareja de radicales ex hippies de los años sesenta, confrontada a su ultraconservador y materialista hijo en la era de Reagan. Michael J. Fox realiza una notabilísima creación por la que ha obtenido tres premios Emmy.

Para Alex, lo único realmente inmoral es no hacer dinero y labrarse una buena posición. Se mofa del feminismo de su madre, bendice la suerte de haber nacido en la era de Reagan y está convencido de que una buena norma para vivir es evitar todos los trabajos que no exijan corbata y chaqueta. Es como si en un honesto y liberal hogar de la clase media se hubiera introducido un alienígena de monstruosos valores que se convierte en el no deseado protector de la casa.La realidad de los ochenta no estaba lejos de esta premisa que Gary David Goldberg presentó al comienzo de la década a la cadena CBS bajo la forma, al principio, de una serie drarnática de una hora por episodio. Familias de los radicales de los sesenta con hijos ultraconservadores era la regla, no la excepción.

Tomado de su entorno

El propio personaje de Alex está tomado de su entorno. Cuenta Goldberg que cierto día estaba en casa de su amigo James Bellows contándole detalles de su nueva telecomedia. Ambos, supervivientes de los sesenta, vestían en aquel momento informales vaqueros y camisetas. Entonces entró el hijo adoptivo de Bellows con chaqueta deportiva e impecable corbata. Comenzaron a hablar de política y, para asombro de Goldberg, el joven se dedicó a defender fervientemente la política de Reagan y a exhibir una incontenible pasión por los negocios. Su meta era hacer dinero y trepar.Pasado el tiempo, Goldberg había inoculado el personaje real en la piel de Michael J. Fox para la telecomedia que finalmente -la había rechazado la CBS- aceptó la cadena NBC. La elección de Fox, al que ahora conocemos en el cine por Regreso alfuturo y El secreto de mi éxito, se reveló proverbial. Goldberg, que conoce muy bien el mundo de la telecomedia -no en vano ha producido y escrito, entre otras, para Lou Grant-, está convencido de que el acierto en el reparto asegura un 90% del éxito. Fox fue rechazado insistentemente, convencido Goldberg de que no era el actor adecuado para un personaje que si no se calcula bien puede quedar en un ser odioso.

La suerte de Goldlberg fue contar con una directora de reparto, Judith Weiner, que tiene merecida fama por su delicado olfato. Judith insistió desde el principio en la candidatura de Fox, y al final, confirmada la excelente recreación del joven actor por crítica y galardones, Goldberg ha tenido que admitir que "sin ella no hubiera existido Enredos de familia". El talento de Fox logra efectivamente que su irritante personaje abra también brechas a la comprensión por las dudas, por la soledad que se intuyen tras su mundo perfectamente liso y redondo.