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Crítica:VISTO Y OÍDO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La estrella aciaga

Es un fastidio que guste una película mal calificada por quienes saben. En España solemos valorar el talento por su capacidad de negar; un juicio positivo siempre es sospechoso de falta de capacidad crítica. Nuestros estrellistas dieron cinco a Las dos huerfanitas; esperando que llegaran tan tarde las hermanas Gish -¡cuidado, eran menorcitas! ¡Lillian, sobre todo Lillian!-, había que acudir a El ansia, que no tenía más que una. O sea, mala. Pasé la vergüenza de que me gustara. Otra vez Drácula: esto es, Draculesa -Catherine Deneuve-: unas imágenes lentas, pausadas, que a mí me parecieron bellas. Ese viento en las cortinas y esas palomas entre ellas... ¿Tendencia a la cursilería? Nunca sabe uno córno es el hombrecito blando y llorón que puede llevar dentro y salir cuando menos se espera, convocado por unas imágenes. De pronto le gusta a uno una película amanerada, compuesta, literaria... Y David Bowie, tal como será cuando sea viejo -si lo llega a ser-; una cara misteriosa y profunda. Cierto que las señoritas podían elegir entre viejos y nuevos rostros: Clint Eastwood, talladoy seco; David Niven, cínico y desdichadamente cómico; Burt Reynolds, amoroso... Un domingo de estrellas -no me refiero a las de la calificación, sino a las del star system-, como cuando el cine era el cine, que decimos los pasados. Con una evidente injusticia, porque ahora hay un cine espléndido además del que llega por televisión. Las dos huerfanitas quedaron confiadas al vídeo, para no empañar la visión grata y conmovedora de El ansia, un título que por sí solo atrae. Es de nuestros tiempos: de ansiedad, de una cierta angustia, que a veces llaman depresión. También forma parte de lo in, o de lo elegante de este fin de siglo -lo elegante es no decir in-: no como patología, sino como un cierto toque de desdén o de hipocondría, que se decía antes -y Manuel Machado decía que era una palabra española para ocultar la pereza-. Más que el ansia de Catherine Deneuve, el spleen -otro término anticuado para la misma afectación- de David Bowie. Un desastre, que a uno le guste así lo malo; y rriás aún si es posmoderno, como la artificiosa dirección de Tony Scott. Hay que tener cuidado con estas cosas, no vaya uno a tener un ramalazo de juventud retardada y se estropee el estilo. No veré esa película nunca más.

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