_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Empresarios

Los empresarios españoles, al menos los que representa el señor Cuevas, han ido a quejarse a sus colegas europeos de las trapisondas que en España les hacen Gobierno y sindicatos. La reacción de esos colegas ha sido tan solidaria que ha emocionado a los españoles, siempre por la vida y por la historia con ese complejo de inferioridad de que lo suyo no interesa a nadie. Vaya si interesa. Los empresarios europeos temen que el logro sindical de la revisión de contratos sea reivindicado en otros países, con lo que España estaría ya exportando aceite de oliva, la fórmula de la transición, reyes altos, los pactos de la Moncloa y ahora la revisión de contratos.No es que los cuevistas quieran hacer trampas contractuales. Es que están desorientados los pobres porque antes del famoso 14-D, el Gobierno les ofrecía un plan de empleo juvenil que era una maravilla, una garantía de que podían disponer de una generación de trabajadores bonsai, jovencitos, baratitos, eventuales y dispuestos a quedar bien para que el patrón les elevara a la condición de fijos antes de acogerse a una posible pensión de ancianidad. De aquella subasta de esclavos jóvenes a este control contractual hay tantas millas oceánicas que los empresarios no se lo explican. Aquella ley de empleo juvenil pasó al desván donde se guardan las ruinas contemporáneas y los empresarios esperan que ocurra lo mismo con el proceloso asunto de los contratos revisados por ojos sindicales. Ya vendrá Europa con las rebajas, el Gobierno quedará bien, los empresarios a salvo y los sindicatos con la mosca detrás de la oreja.

Refuerza la Posición de los empresarios cuevistas la presidencia de la patronal europea desempeñada por Carlos Ferrer Salat, también presidente del Comité Olímpico Español, con lo que demuestra que hay miembros del COI que pueden pensar y mascar chicle al mismo tiempo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_