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Los taxistas bloquean la ciudad por segundo día consecutivo

Unos 400 taxistas, de los 15.500 que tienen licencia en Madrid, consiguieron ayer bloquear el tráfico en la ciudad por segundo día consecutivo. La muerte por infarto de un taxista de 61 años que fue presuntamente atracado antes de morir ha sido la chispa que ha encendido los ánimos de estos trabajadores, que ayer taponaron el paseo de la Castellana desde las nueve de la mañana hasta las tres de la tarde para pedir mayor seguridad. Un accidente sin víctimas en la M-30, que obligó a cortar el tráfico en la zona, se sumó al caos circulatorio para convertir un viernes de junio en un día negro para miles de conductores.

La concentración de taxistas comenzó a las nueve de la mañana en la plaza de Castilla. Desde allí, ocupando el paseo de La Castellana en dirección hacia el centro de la ciudad, se dirigieron a la Delegación del Gobierno, en la calle de Miguel Ángel. Este primer tramo de manifestación motorizada, que no contaba con permiso pero que tampoco pudo ser disuelta, duró dos largas horas. La declaración hecha por la delegada, Ana Tutor, sobre el descenso de los delitos contra taxistas en un 40% aumentó las iras de los manifestantes.La protesta no se limitó a paralizar el tráfico. Los bocinazos y los insultos entre los mismos taxistas caldeaban el ambiente y las telefonistas de los radio-taxis estuvieron al borde del ataque de nervios cuando los manifestantes saturaban las comunicaciones. La Delegación del Gobierno abrió ayer mismo expedientes sancionadores a los responsables de estos hechos, "por alterar la convivencia pacífica de los ciudadanos mediante una actitud insolidaria y hostil hacia ellos".

Miembros de una plataforma independiente, organizada el jueves al margen de los sindicatos del taxi, se entrevistaron con el secretario general de la Delegación del Gobierno, Rafael Salaberry, para pedirle que se permita a los taxistas no prestar servicio cuando el destino propuesto por el cliente no sea fiable, que puedan pedir "fianza o pago por adelantado" cuando lo estimen oportuno, que se subvencione la colocación de una mampara antiatracos y que se apruebe un aumento de tarifas.

Señal de peligro

Los taxistas que continuaron su trabajo con normalidad fueron abucheados. Algunos de los que no se sumaron a la protesta declararon que las circunstancias en las que murió el taxista Félix García Marijuán no están aún lo suficientemente aclaradas y no está probado que fuera víctima de un atraco. García Marijuán fue hallado muerto con su reloj y su dinero en el bolsillo.Los manifestantes, tras pasar por la Delegación del Gobierno, se dirigieron al Ayuntamiento de Madrid. Mientras cinco de ellos se acercaban a la plaza de la Villa, el resto taponaba con sus coches el lateral de la Castellana junto a la plaza de Cibeles. La delegación fue recibida por el concejal de Seguridad, Fernando Bocanegra, que protestó por los bocinazos de los taxistas efectuados en la madrugada del jueves frente a la casa del alcalde.

Pero Bocanegra propuso soluciones. Prometió remitir las reivindicaciones de los taxistas al área de Circulación para que se estudie la instalación de algún tipo de luz exterior, como el piloto verde que llevan, que dé una señal intermitente cuando se encuentren en peligro para alertar a los agentes de seguridad y a sus propios compañeros. Ana Tutor, por su parte, se comprometió a reforzar las zonas consideradas más peligrosas, ante la amenaza de los taxistas de no dar servicio en estas áreas.

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Al caos ocasionado en la Castellana por los taxistas, que duró hasta primeras horas de la tarde, se sumó la M-30, que quedó cortada en sentido sur a partir de las 13.00 horas desde el nudo de Manoteras, al chocar un camión contra el pilar de un puente. Pocos minutos antes de las 15.00 el tráfico se restableció en la carretera de circunvalación. Media hora más tarde, la calma se adueñó de la ciudad; "tanto que no parece un viernes", informaron en el Gabinete Municipal de Información al Tráfico.

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