En la ciudad se pierden unos 22.000 objetos al año
Una urna con las cenizas de una mujer incinerada horas antes es uno de los 22.000 objetos que olvidan anualmente los madrileños, y que son recogidos en la Oficina de Objetos Perdidos del Ayuntamiento de Madrid.Máximo Román, encargado de este almacén que ocupa unos 500 metros cuadrados de las antiguas dependencias del Mercado de Frutas y Verduras, está curado de espanto. "Aquí estamos acostumbrados a recibir de todo, pero el día que apareció un taxista con los restos incinerados de una persona ya nos vacunamos contra cualquier sorpresa".
Dentro de la lista negra, el encargado menciona la lápida de una tumba que llevó hasta su mostrador otro taxista; los pechos de una mujer, en el interior de un envase con alcohol, olvidados en el asiento trasero de otro taxi por un médico, o un saco con huesos humanos recogido por otro conductor.
Las mujeres, más olvidadizas
Máximo asegura que las mujeres pierden más cosas que los hombres. Un 60% o un 70% de los que acuden a esta oficina a buscar su memoria son mujeres. "Además hay objetos que pierden más las mujeres que los hombres, como, por ejemplo, los paraguas y los guantes".A esta oficina llegan cosas procedentes de los taxis, los autobuses de la EMT, halladas por particulares -"muy pocas"-, y de los dos grandes almacenes más conocidos de Madrid. Del metro no viene nada, pues el suburbano tiene su propia oficina de extravíos.
El responsable de Objetos Perdidos asegura que sólo de los cuatro centros comerciales de uno de los grandes almacenes les llegan al año unos 11.000 objetos. También diferencia entre las cosas perdidas en taxis y autobuses. "Las primeras suelen ser más caras que las segundas".
Cuando algún objeto de los depositados en el local ofrece una pista segura de quién es su propietario, se le avisa, y si nadie reclama, se queda en depósito durante dos años.
A partir de ese periodo, la frase "si no aparece el dueño con ello me quedaré" es una realidad "Según los artículos 615 y 616 del Código Civil", explica Román "quien lo encuentra tiene derecho a quedárselo si nadie lo reclama".
Si no acude quien lo encontró se notifica al Ayuntamiento de Madrid, y éste lo publica en el tablón de edictos, donde está pendiente de poder ser reclamado durante otros 30 días.
Una vez superados estos trámites administrativos, los empleados de la Oficina de Objetos Perdidos hacen lotes que son su bastados al menos una vez al año, y que casi siempre son adquiridos por vendedores del Rastro.
Pero antes de este final callejero, unas 100 personas desfilan diariamente por la citada oficina ansiosas de encontrar lo perdido, y otras 200 hacen una llamada antes de ir para ver si por teléfono les dan razón de lo perdido.
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