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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un renovador de los títeres

Jim Henson, el creador de Sesame Street y Los teleñecos, murió en un hospital de Nueva York el pasado día 16. Su carrera había empezado en los años cincuenta.

Los teleñecos o Muppets, conocidos en todo el mundo, pueden calificarse de fenómeno universal. Han contribuido de forma evidente a la renovación del espectáculo de títeres, y más concretamente dentro del espacio televisivo, que es, inicialmente, el espacio para el que fueron concebidos.

Los Muppets, esos graciosos muñecos que se adaptan a todas las circunstancias, bajo todas las formas, están preparados para salvar la distancia entre el escenario y el público, esta distancia que tan difícilmente soporta el medio televisivo, para ganar la expresión precisa necesaria para soportar el primer plano de la pequeña pantalla.

Esta técnica nació en 1954 cuando Jim Henson, aún estudiante en Washington, presentó un sketch a una audición convocada por una emisora de televisión local. Fue tan grande la aceptación que impulsó la creación de su primera serie, Sam and friendo, que le proporcionó su primer oscar en 1958.

La creación continuó con nuevos personajes y nuevas series: Saturdar night Jung—band Christmas, y sobre todo con la que fue más conocido entre nosotros Sesame Street, al principio de los años setenta. Su primer largometraje The Muppet Show movie, en 1978, significó su primer gran éxito fuera de las pantallas de televisión. Más de 160 muñecos—títeres en movimiento, con clave de humor, siguiendo las más estrictas pautas de la gran comedia musical de Hollywood.

La influencia de los Muppets tuvo enseguida sus seguidores como Topo Gigio, el gracioso muñeco de María Perego que, tras el clamoroso éxito en su aparición en la RAL, llegó a nuestras pantallas donde disfrutó de una cálida acogida durante varias temporadas, mucho antes de que aquí se dieran a conocer sus predecesores: los Muppets.

Me atrevería a decir que los teleñecos de Jim Henson representan la técnica que mejor se ha adaptado a la televisión. Su expresión, concentrada en su fisonomía, en el triángulo formado por la boca, los ojos y la nariz, acompañados de un cuerpo que admite todas las deformaciones imaginables, es capaz de transmitir la comunicación en su más alto grado y de la forma más directa posible.

Después del éxito de los Muppets, la carrera de Jim Henson evolucionó hacia la investigación de otras formas, tanto en el terreno de los medios como de las técnicas. Basta recordar sus recientes incursiones, otra vez dentro del mundo del cine, a través de sus más espectaculares producciones Cristal Oscuro y En el laberinto, obras maestras donde la animación de objetos y muñecos va más allá de lo imaginable, hasta el punto de confundir realmente a un público que no sabe asociar el espectáculo que se ofrece a sus ojos.

Con su desaparición el espectáculo de los muñecos pierde una pieza fundamental en este rompecabezas que es el teatro de títeres.

Josep Maria Carbonell dirige la Escuela de Marionetas del Institut del Teatre de Barcelona.

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