El Athletic pierde los nervios
La campaña presidencial, entre discusiones políticas y ofertas de técnicos y jugadores
Eran ocho, pero la prudencia en las expectativas acabó con dos de ellos. La criba de las firmas dejó a otros dos en el camino. Finalmente, serán cuatro los candidatos que opten el 17 de mayo a la sucesión de Pedro Aurtenetxe en la presidencia del Athletic de Bilbao. La precampaña electoral apenas se tradujo en un forcejeo liviano entre los aspirantes para imponer sus nombres. La oficial, reducida a su mínima expresión, se ha desatado con un agrio debate sobre la ubicación del Partido Nacionalista Vasco (PNV) en la contienda, aderezada por un inusual muestrario de jugadores y entrenadores utilizados como soporte publicitario a las propuestas de cada cual.
Los más viejos del lugar no recuerdan tal concurrencia de candidatos ni tamaño dispendio electoralista al actual sillón de Ibaigane en la dilatada historia del Athletic. La herencia de Aurtenetxe, tan acaudalada en éxitos al principio como derrochadora en fracasos al final, lo ha hecho posible. Sin embargo, la conciencia histórica del club rojiblanco duerme tranquila: los cuatro aspirantes practican con fidelidad religiosa los tres mandamientos básicos del club bilbaíno: respeto a la cantera, negativa al patrocinio publicitario y afirmación de la racialidad, aunque con matices, del espíritu deportivo.
Arrate, continuista
José María Arrate, de 43 años de edad, empresario vinatero y ex directivo con Jesús María Duñabeitia y Aurtenetxe, disfruta y padece los rigores del continuismo. Las incertidumbres del todavía presidente rojiblanco sobre su futuro electoral retardaron la puesta en escena de su delfín cuando el resto de los candidatos ya maniobraba en la penumbra desde tiempo atrás. Arrate, por encima del programa poco novedoso, aportó el brillo de su equipo de confianza, que incluso protagoniza el eslogan de su campaña. Juan María Bidarte, ex senador del PNV, ex miembro del Consejo Superior de Disciplina Deportiva y actual decano del Colegio de Abogados de Vizcaya; José Luis Marcaida, secretario general del Banco Bilbao Vizcaya y presidente de la Bolsa de Valores de Bilbao; Fernando Astorqui, médico de la Vuelta Ciclista a España y jefe del servicio de medicina deportiva del hospital de Cruces, dan lustre a su plancha electoral, en la que figuran cuatro directivos del propio Aurtenetxe.El entrenador, Txetxu Rojo, contó con su confianza exactamente cinco semanas. El 3 de abril, en la presentación pública de la candidatura, le ratificaba como técnico, pero el 10 de mayo le destituía en beneficio de Javier Irureta, actual técnico del Oviedo. Arrate, predestinado al éxito siguiendo la línea sucesoria del Athletic -ex directivo y nacionalista-, se vio sorprendido por varios factores. Por una parte, José Julián Lertxundi, máximo representante de la oposición, le infligió una derrota moral en la recogida de firmas entre los socios. Por otra, José Antonio Llantada, sin pedigree de directivo, rompió las previsibles barreras con un programa basado exclusivamente en el retorno de Javier Clemente como manager general del club.
Lertxundi, opositor
Si Arrate fue la mano derecha de Aurtenetxe, Lertxundi fue su mano izquierda en las relaciones sociales del club a lo largo de cierto periodo. Prácticamente, desde su salida de la junta, en 1986, Lertxundi barajó la candidatura- presidencial explicitada ahora en una lista de rancio abolengo, cuajada de descendientes de anteriores mandatarios rojiblancos y aderezada con ex miembros de otras directivas pasadas.Su programa no aporta esenciales novedades y sus escarceos en el muestrario electoralista se limitan, por el momento, a los rumores sobre una posible contratación del delantero barcelonista Julio Salinas, aquél que saliera precisamente del Athletic con destino al Atlético de Madrid, y de otros jugadores pertenecientes a clubes vascos.
Sobre el entrenador, y a diferencia de sus adversarios en la pugna electoral, guarda silencio, aunque en fechas no lejanas se confesaba partidario de la continuidad de Rojo. No parece probable que hoy sostenga idéntica opinión, aunque sí parece decidido a contar con hombres como Koldo Aguirre y Jesús Aranguren en el plantel técnico de Lezama.
Llantada, pintoresco
Llantada, un empresario autodidacta, es el candidato pintoresco e ineludible en una campaña de carácter populista. Su única misión es recuperar como sea a Javier Clemente para el Athletic. Los medios que utiliza, una verborrea efectista cuajada de centros excéntricos, han llevado a catalogarle escénicamente como el Jesús Gil vasco por las similitudes con el curioso dirigente del Atlético de Madrid.Apoyado por el fútbol base vizcaíno, Llantada no pone reparos en ofertar viajes a Italia, balones, botas y equipajes entre sus avalistas y en poner a disposición de los socios medios de transporte para que acudan a votar el 17 de mayo. Ex futbolista regional, apela al juego racial con inquebrantable fe y responde con un "¿es que hay otro?" cuando se le requiere el porqué de su apoyo a Clemente. Irrumpe en las tertulias con el signo de la victoria y las concluye con sentimentales gritos athléticos. Extravertido y poco generoso con el diccionario, su candidatura infunde tanto ardor en los corazones tradicionales como temor en las mentes más frías y calculadoras.
Francés, peso ligero
Santiago Francés, a pesar de su condición de ex boxeador del peso ligero, no aporta grandes condiciones para fajarse en la pelea electoral. Eso sí, él fue el primero que salió a la pasarela, a principios de marzo, para desaparecer luego de la vida pública.Parco en palabras, su humildad ante los auditorios parece alejarle de manera decidida de la pelea final. Fue, sin embargo, el primero en dudar de la conveniencia de que Rojo se mantuviera en el banquillo y en ofertar jugadores para el Athletic poselectoral utilizando la emblemática figura del intermediario de moda, Miguel Santos.
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