"Con mi piel, una maleta"

Carlos Fuentes, premio Cervantes 1987 por el conjunto de su obra, se estrena con esta serie como periodista-presentador de televisión: "Me siento muy bien haciéndolo porque soy una persona que hago todo lo necesario para romper la inmensa soledad del escribidor, en la que además de vivir una soledad terrible se pierden muchos contactos humanos". Carlos Fuentes dice pasarse la vida intentando reanudar sus contactos humanos y, según afirma, este último trabajo se lo proporciona: "Me estoy haciendo muchos amigos, y ello me gusta". Como ejemplo cita que en este momento se siente hijo honorario de Asturias: "He ido tantas veces y he hecho tantos amigos, que en Oviedo me sienten y me siento hijo honorario".En este ir y venir Carlos Fuentes se encuentra como pez en el agua. Este estigma viajero le acompaña desde su más tierna infancia. De hecho nació en Panamá. Como hijo de diplomático, carrera que también él ha ejercido, los desplazamientos le han marcado toda su vida: "Yo creo que cuando me muera voy a hacer lo mismo que Paul Morand, voy a pedir en mi testamento que mi piel la conviertan en maleta, para seguir viajando".

El hecho de ser, además de guionista, presentador de la serie El espejo enterrado hace que Carlos Fuentes tenga que llevar una vida llena de ajetreo. Todas la mañanas, bien temprano, se incorpora al rodaje, realizado por numerosos puntos de la geografía española. Su calzado, unas chirucas, delatan a todo un caminante. "Son zapatos para andar por La Mancha", comenta bromeando, en referencia al paisaje de su jornada de rodaje del pasado sábado.

Las noches las dedica a ejercer de conferenciante, cenar con personalidades o amigos y buscar huecos para atender a la prensa.