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Crítica:VISTO Y OÍDO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El soso encanto de la burguesía

El mayor misterio de la pareja española es el que encierra cada uno para el otro. Sucede menos en otros países europeos y americanos porque el secreto y la independencia forman parte del matrimonio; pero en España todavía se requiere una cálida célula que a veces casi parece incestuosa. Su media naranja -de lunes a sábado, 21.15, Tele 5- descubre que, a pesar de todo, el desconocimiento siempre existe: las preguntas que el presentador -Jesús Puente- hace a cada uno de los miembros en ausencia del otro casi siempre son mal respondidas por el que regresa. Algunos otros apuntes casi sociológicos se pueden hacer: una cierta sosería en los concursantes, un intento de acomodarse a los nuevos tiempos en los que se puede hablar de lo erótico sacramentado, menor pudor en las mujeres que en los hombres. Pero no es muy representativo de nada: si acaso, de una burguesía media muy seleccionada. El español, como abstracción, no existe totalmente: es muy distinto en los concursos de cada emisora, y aun en los varios que ofrece cada una de ellas. Están buscados. En éste debe de haber algo más que selección: incluso alguna llamada a concursar, por la identidad de los que van apareciendo día tras día. Jesús Puente, tan buen actor, tan inolvidable Alcalde de Zalamea, está en la línea. Un papel moderadito, con preguntas ligeramente picantuelas o de doble sentido -que es algo tan antiguo-, algunos comentarios enormemente medidos. La 5 parecía conformarse con la picardía conyugal de Jesús Puente y sus burgueses; a veces despierta una ligera sonrisa, o una curiosidad de observación; pero es demasiado, día tras día, para mantener la distracción. Sobre todo ahora, que hay tantas áreas que en los talleres de reparaciones se ha notado un aumento de averías en los mandos a distancia. No paran. Y Berlusconi ha entrado en el juego con el porno blando del Playboy magazine que irrumpió en la madrugada del sábado al domingo. Cuando todos estaban en la cama. Durmiendo, naturalmente.

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