El adiós de Greta Garbo

"Si he de morir, quiero hacerlo sola y en paz", dijo la más grande actriz que ha dado el cine de todos los tiempos el pasado año, precisamente el día que cumplía 84 años de edad. Greta Garbo, la divina, el mito en vida, la legendaria estrella que marcó un estilo, estuvo, durante toda su existencia buscando la paz, la tranquilidad de espíritu que necesitaba.Su gesto dolorido, incapaz de sonreír, fue captado millares de veces por los pacientes fotógrafos que esperaban con ilusión la presencia de la nórdica, la maravilla del séptimo arte. Cincuenta años de deambular de un lado para otro ocultándose del mundo, paseando bajo la lluvia, añorando la nieve de su adorada Suecia. Viajera universal, pasajera, misteriosa, gacela huidiza y sensible, constituyó a lo largo de medio siglo el sueño de tantos y tantos admiradores que deseaban conocerla, seguirla a prudente distancia, quererla y ensalzarla. La Garbo había dado mucho. Su luminosa presencia fue como un regalo especial para una generación ávida de cambios. Algo nuevo sucedió en el cine cuando ella surgió. Algo nuevo y desconocido, casi sobrenatural, acaparó las pantallas. El rostro de Greta Garbo -el rostro del sigloencandiló a las masas. Su talento llegó a todos los confines de la tierra y su estilo único quedará para siempre en la historia del cine. Ahora Greta Garbo nos ha dado su último adiós, se ha marchado en silencio.

Ya no la veremos en esas instantáneas fugaces por las calles de la vida. Pero la magia de su arte y su personalidad indiscutible quedarán para siempre en sus maravillosas interpretaciones. Descanse en paz tan inolvidable actriz.-