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Reportaje:

Chinchón en ocho escenas

Seis procesiones y cinco pasiones vivientes en la Semana Santa madrileña

El próximo sábado al anochecer una cruz iluminada sobre el pórtico de la iglesia de Chinchón es la señal del comienzo de un espectáculo que durante hora y media ofrecerá a un público dispuesto a aguantar empujones y pisotones ocho escenas basadas en la pasión y muerte de Cristo. El escenario es una plaza ya famosa y unos rincones que recuerdan al de la época que revive Es, junto con Daganzo de Arriba, Morata de Tajuña, Aranjuez y Villarejo de Salvanés, la localidad donde se representa una Pasión viviente. En la capital la Semana Santa se celebra con seis procesiones. Y a todos estos actos hay que sumar los vía crucis que cada pueblo realiza.

Chinchón se prepara en estos días una vez más para vestirse de historia. Esta Semana Santa se cumplirán 28 años de la representación de la Pasión. Un sacerdote vasco, el padre Lezama, trajo en 1963 la idea de hacer un vía crucis viviente que recuperara la tradición de unos antiguos autos sacramentales representados durante el siglo XVII en la Plaza Mayor del pueblo. Él mismo escribió un guión basándose en los evangelios, al que se ha incorporado alguna modificación hecha por el asesor artístico de esta obra cultural, Moisés Gualda, párroco de la localidad.Desde entonces las cosas han cambiado bastante y el acto se ha enriquecido no sólo en cuanto al número de personas que participan sino también en el lujo de detalles. En sus comienzos se pedía ayuda al pueblo y se realizaba alguna obra de teatro para hacer frente a los gastos, lo que no remediaba el que se ofreciese un espectáculo muy modesto, pero actualmente Cajamadrid concede a la Asociación Cultural de la Pasión tres millones de pesetas con el que se financia un acto que ha logrado, con gentes del pueblo como actores, centrar la atención en el día del Sábado Santo no sólo de los 5.000 vecinos del pueblo, sino también a unos 15.000 turistas.

Parte de este dinero se destina al vestuario de los 55 soldados romanos y centuriones, que desde hace 20 años se alquila a la misma empresa. Según Pilar Montero Roldán, directora de la Pasión desde el primer año, estos personajes son los más costosos de vestir, porque llevan unas corazas de cuero repujado muy caras. La ropa del resto fue confeccionada hace años por personas del pueblo y están muy ajustadas al ambiente de la época, lo que da mayor verismo al acontecimiento. Más de un millón de pesetas se dedica al alquiler de los equipos de luminotecnia y sonido. Hace años se eliminó el directo y los diálogos se hacen en un pregrabado realizado por Eduardo Sousa, técnico de sonido del teatro de la Zarzuela de Madrid.

Todos protagonistas

De las 200 personas que participan en el equipo de esta Pasión, de edades comprendidas entre los 15 y los 70 años, todos son protagonistas; pero si hubiese que destacar alguno, ése es el personaje de Jesús, dadas las dificultades que entraña encarnar este papel, sobre todo en la escena que causa más expectación entre el público: el calvario. En ésta, el cuerpo desnudo de un frutero de 26 años, Miguel Ángel Moya, se cuelga durante más de 20 minutos sobre una cruz de unos 60 kilos, que previamente ha arrastrado por la calle Morata y hasta la Plaza Mayor, lugar donde se representa el acto Final. Moya sustituyó hace nueve años al veterano Antonio Catalán.

Con el cuerpo en tensión

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Para Miguel Ángel el momento culminante es cuando está en el madero agarrándose a los clavos y con todo el cuerpo en tensión: "Sé que hay mucha gente mirándome, pero no veo a nadie. En ese momento no pienso en nada, porque me concentro plenamente en el diálogo, para que el play back salga bien, pero desde luego es impresionante y este papel me ayuda a reflexionar sobre mis errores, a tratar de mejorar como persona y parecerme algo más al personaje al que interpreto".Otra de las pasiones vivientes tiene lugar a pocos kilómetros de Chinchón. En Aranjuez es una tradición muy antigua. Promovida por un real decreto del rey Fernando VI, se representó ininterrumpidamente desde 1751 hasta 1936. El pasado año se recuperé y a ella asistieron más de 20.000 personas en la plaza porticada de San Antonio.

En Villarejo de Salvanés la tradición se remonta a tan sólo diez años, cuando un grupo de vecinos iniciaron la representación en el marco de su castillo. Lo mismo que en Morata de Tajuña, donde los lugareños no dejan que Judas se suicide, encargándose ellos de colgarlo de un árbol.

Por último, también hay que destacar la representación que desde mediados de los años ochenta se realiza en Daganzo de Arriba. A iniciativa de una catalana afincada en la población que recordó a los vecinos la tradición que este tipo de actos tiene en Cataluña, poco a poco se ha ido asentando hasta lograr que casi todo el pueblo paralice sus actividades para participar en la representación.

Y a todos estos actos hay que sumar los viacrucis que cada pueblo de la Comunidad de Madrid realiza.

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