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GENTE

Manuel Burillo

Sombra y 'mano derecha' de Sito Pons

Todo campeón ha de tener un hombre de confianza, una mano derecha, un mecenas, un protector, un salvavidas. Sito Pons bicampeón del mundo de motociclismo y que puede ser una de las revelaciones del Mundial de 500cc, tiene a Manuel Burillo. Todo lo que rodea al campeón de dos y medio, todo, está bajo su control. Dicen que el equipo de Sito es uno de los mejores del mundo. Eso es debido, fundamentalmente, a la obsesión por la perfección que tiene el piloto y al cerebro de Burillo, un abogado barcelonés de 42 años especializado en temas fiscales.Burillo dio sus primeros pasos en el motociclismo antes de cumplir los 20 años como aficionado al motocross, deporte en el que participó en algunas competiciones locales. En 1970 creó un pequeño club para promocionar y ayudar a jóvenes pilotos de esa especialidad. La velocidad le conquistó en 1980 cuando entró a formar parte de la escudería Siroko, donde conoció al ingeniero Antonio Cobas y a Sito Pons.

Ocho años después, en 1988, Burillo consiguió uno de sis sueños: contratar a Cobas para el equipo de Sito. El resultado está a la vista: dos títulos del mundo consecutivos en la categoría de 250cc. La comunión entre los tres es total. Cobas prepara la moto junto a Santi Mulero, jefe de mecánicos; Sito decide la estrategia y la pone en práctica, y Burillo, desde los boxes, controla la ejecución con la pizarra de tiempos en sus manos.

Burillo es la sombra de Sito, pese a que la personalidad de uno y otro no siempre genera conversaciones maravillosas. Sito está casado; Burillo, no. Sito practica el esquí y el golf, a Burillo le gusta el esquí acuático y el ajedrez. El campeón oye a Bruce Springsteen y Sting; su manager prefiere a Pink Floyd y a Dire Straits.

Pese a que no comparten los mismos gustos personales, sí están de acuerdo en las mismas cosas. Se intercambian a menudo los papeles de bueno y malo de la película. Se miran y se entienden. Para saber hasta qué punto Burillo y Sito están compenetrados en sus actividades sólo hay que ver cómo tratan a fabricantes, patrocinadores y medios de comunicación. Saben muy bien-que sus carreras profesionales dependen de esos tres puntales y procuran mantener de pie ese trípode vital.

Burillo es sagaz, astuto y sabio. Muy perspicaz y algo maquiavélico. Sus muchos años junto a Sito le han contagiado de su perfección y, sobre todo, de su listeza. Hay quien asegura que Burillo invirtió todos sus ahorros en ayudar a Sito a dar sus primeros pasos. Hay quien dice que fueron algo más que ahorros. Él se niega a decir una sola palabra sobre su papel de mecenas, entre otras cosas porque considera que Sito se merece todo su tiempo y todo su dinero.

Burillo se ha convertido en un hombre de peso en el Mundial de motociclismo y en una de las personas de mayor influencia en la asociación que agrupa a los grandes equipos (IRTA). El manager de Sito encabeza un pequeño grupo de oposición al poder establecido en el IRTA y lucha desesperadamente por conseguir que el Mundial de motociclismo se profesionalice al máximo hasta convertirse en un circo con tanto gancho como el de la Fórmula 1.

La palabra de Burillo tiene mucha fuerza. Por él y por su amigo Sito.

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