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EL FUTURO DEL FÚTBOL CONTINENTAL

Los clubes más poderosos consideran inviable una Liga europea a corto plazo

GRAHAM TURNER Los grandes clubes europeos consideran inviable, a corto plazo, la Liga europea de fútbol, una idea que ha tomado cuerpo desde la negada de Silvio Berlusconi a la presidencia del Milán. El periódico londinense The Sunday Times afirmaba la pasada semana que ya existía un acuerdo, impulsado por el Milán, el Madrid y el Bayern, Múnich, entre los 16 clubes más importantes para disputar una liga rebelde la próxima temporada. Sin embargo, en una consulta realizada por EL PAÍS, los grandes niegan la veracidad del proyecto y afirman que es imposible la idea de una Liga europea a corto plazo. Sin embargo, dejan entrever que la amenaza de una sublevación sirve para presionar a la UEFA para que reforme la actual estructura de las copas de Europa.

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Berlusconi, el promotor de la idea

"Lo único que estoy dispuesto a decir", explica Ken Friar, gerente del Arsenal inglés, "es que nadie ha contactado con nosotros para invitarnos a participar en una Liga europea. No quiero comentar más una pura hipótesis".Para otros, el tema es menos hipotético. "La idea de una superliga resulta muy interesante", admite Klees Plegsma, hombre fuerte del PSV Eindhoven. "Pero no creo, que sea una realidad a corto plazo, aunque hay que modernizar el fútbol europeo...". "No se puede organizar una. Liga así en petit comité", comenta Jean-Pierre Bernès, mano derecha de Bernard Tapie en el Marsella. "No es posible. Hace falta un consenso general".

"Por supuesto, nos interesa competir al más alto nivel", admite Uli Hoeness, manager del Bayern, "y si alguien propone algo convincente, lo estudiaremos. Pero no me imagino una Liga paralela. No creo que funcione".

El riesgo de la rebeldía

El conflicto de emociones entre los deseos de progresar y el realismo queda sintetizado por Roger Varidenstock, a la vez secretario general del Anderlecht y miembro de la comisión especial designada por la UEFA para analizar la situación. "Participar en una Liga rebelde", comenta, "sería correr- un riesgo muy grave. Los clubes se calificarían en seguida como disidentes en sus propias federaciones, lo que provocaría una situación caótica, que no creo que desee nadie. Dicho esto, el Ánderlecht está a favor de cambios".

La disconformidad con el actual sistema es un denominador común entre los clubes más poderosos de Europa. Para ellos es una frustración ver cómo los sorteos, año tras año, provocan eliminaciones precoces de equipos importantes, con graves consecuencias económicas. El formato vigente, produce desastres presupuestarios inaceptables a nivel empresarial.

"Creo que la Liga europea tiene que llegar tarde o temprano", dice Peter Robinson, director ejecutivo del Liverpool. "El mundo ha cambiado mucho en la última década, y la televisión, sobre todo, ha crecido muy rápido".

Y mientras José Luis Núñez, el presidente del Barcelona, estima "inevitable" una Liga europea, Antón Parera, su gerente, matiza: "Aún no es el momento. Eso tiene que llegar en la estela de un mercado único europeo, que incluye a los países del Este. No hay que confundirse con lo que podríamos denominar la Europa televisiva. SÍ alguien quiere, promover Ligas internacionales sin pensar en, por ejemplo, Grecia, Albania, Rumanía, los países escandinavos o Chipre, pues se equivoca".

Mientras los clubes admiten que les seduce la idea de una Liga europea, todos comentan unánimemente que en la práctica el sueño resulta utópico e inviable por dos importantes impedimentos: la designación de participantes y la necesidad de abandonar las Ligas domésticas.

Impedimentos

"Tenemos un estadio fabuloso", dice David Murray, propietario del Glasgow Rangers. "¿Por qué limitarnos a jugar contra el Hamilton? Pero el Rangers nunca dará la espalda al fútbol escocés". "Si se va el Bayern", afirma Uli Hoeness, "¿qué pasará con los demás? La Bundesliga no será la misma".

Como en España, los clubes hacen sus mejores taquillas ante el Madrid y el Barça. -En Holanda todos sobreviven gracias a las recaudaciones que logran ante el Ajax y el PSV", comenta Leo Beenhakker, manager del Ajax. "Si los grandes se van, no hay liquidez para los demás".

En el segundo gran apartado, Jean-Pierre Bemés, del Marsella, razona: "Resulta inviable una Liga europea por la razón primordial de que nadie está capacitado para decidir cuáles son los clubes que entran y cuáles son los que quedan fuera".

"La idea básica puede ser buena", comenta Hans-Peter Biekhoff, director deportivo del Hamburgo, "pero no sé quién va a decidir el número de participantes de cada país. En la lista de The Sunday Times entran el Milán, el Inter, el Juventus y el Nápoles..., cuatro italianos. ¿Cuáles son los criterios? ¿Palmarés deportivo? ¿Asistencia de público? ¿Potencial económico? Me halaga que esté nuestro club, pero no sé qué dirán los demás. Es que..., somos los decimocuartos en la Bundesliga...".

La postura inmovilista de la UEFA, sin embargo, ha provocado que muchos consientan tácitamente los rumores de una rebelión y de una Liga pirata. Las amenazas de sublevación. son su punto de partidas en una negociación de convenio colectivo donde empiezan exigiendo doce a la espera de conseguir seis.

El seis en este caso es el proyecto presentado hace unos meses por el Madrid, que cuenta con el beneplácito de todos los clubes consultados por este periódico. Bajo la amenaza de un motín a bordo y con el proyecto del Madrid sobre la mesa, la UEFA ha aflojado su resistencia. Tras décadas de estancamiento, el cambio parece inminente.

Le resistencia de la UEFA

La Unión Europea de Fútbol Asociación (UEFA) ha exasperado a los grandes clubes continentales con una postura hasta ahora inflexible bajo la presidencia conservadora del francés Jacques Georges. Además la política de expulsar de las competiciones europeas a clubes como el Ajax, el Liverpool o los otros clubes ingleses siembra el terreno para que los marginados se reagrupen en una Liga rebelde."Yo rezo cada día para que la UEFA nos readmita", confiesa Leo Beenhakker. "Este club y estos jóvenes no pueden estar sin fútbol internacional". "Si la UEFA sigue oponiéndose con excesiva rigidez a los intentos de cambio, veo posible la formación de una Liga".

La reacción por parte de David Will, vicepresidente de la UEFA, es contundente. "La idea de formar una superliga europea es ridícula. Carece de todo sentido".

Mientras tanto, la postura del presidente Jacques Georges ha sido contundente en contra de cualquier cambio. Sus ideas se resumen en un editorial publicado en el Boletín Oficial de la UEFA, en diciembre, donde se contempla una reforma de los torneos europeos, pero bajo cuatro condiciones: retener la fórmula copera, "porque es popular en el público"; defender los intereses de los clubes más pequeños; evitar tempranas Climinatoñas entre los 5voritos y, finalmente, "salvaguardarse contra cualquier fórmula que no sea ni una cosa ni la otra". Georges aparenta estar a favor de cambios, pero pone condiciones que efectivamente bloquean la situación.

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