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La RDA confirma el uso en el pasado de cámaras para entrenamiento en altitud

Varios dirigentes y deportistas de la República Democrática Alemana admitieron el domingo en la República Federal de Alemania que uno de los secretos mejor guardados de sus grandes éxitos había sido el uso en entrenamientos de cámaras despresurizadas que reproducían los efectos y las condiciones en altitud. Aunque no haya sido doping, estos métodos sí entraron de lleno en el bloque oscurantista y de grandes gastos económicos que se han desmoronado en los últimos meses.

Los principales escenarios fueron una instalación del ejército, en Kreischa, cerca de Dresde, en el Instituto de Medicina Aeronáutica -donde se iniciaron los experimentos en los años 60-, y en Kienbaun -desde 1966-, cerca de Berlín Este, como confirmó su director, Greg Barthelmes en la primera visita de la Prensa occidental a sus instalaciones (Ver EL PAÍS del 28 de diciembre).El entrenamiento en cámaras así permite mejorar la fabricación de glóbulos rojos y el aporte de oxígeno al competir después a altitudes más bajas.

Las confirmaciones fueron hechas por Manfred Ewald, destituído como máximo mandatario del deporte de la RDA; Rolf Donath, director del Instituto de Medicina Deportiva de Kreischa y Peter Frenkel, campeón olímpico de 20 kilómetros marcha en Múnich 72.

Según Ewald, fueron construídas gigantescas salas despresurizadas para la preparación de los deportistas de alto nivel antes de las competiciones internacionales. "Me habrían metido en la cárcel varios años si lo hubiera descubierto", dijo Ewald, que ya no tiene nada que perder y que se encuentra molesto porque ni siquiera le han permitido seguir al frente del deporte de la RDA, pese a que dio los primeros pasos de apertura.

Frenkel señaló que él mismo se había entrenado hasta el día antes de la final olímpica que ganó: "Cogí el tren por la noche, dormí tranquilamente en el coche cama, llegué a Múnich al día siguiente, entré en el estadio y gané mejorando tres minutos mi marca personal".

Donath señaló que el método no estaba exento de peligros, pues un atleta incluso llegó a sufrir un edema pulmonar, aunque pudo salvarse. Pero el proceso dio frutos abundantes y, según Donath, seguirá dándolos aún para los Juegos Olímpicos de Barcelona 92.

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