Cinco semanas de lucha por el poder
La muerte de Pedro Toledo, copresidente del Banco Bilbao Vizcaya, el pasado 12 de diciembre, puso de manifiesto que las tensiones por el poder en el cúpula del BBV, que había iniciado su proceso de fusión dos años antes, eran mucho más profundas de lo que jamás se había sospechado. Durante más de un mes los consejeros de los bancos originarios, Bilbao y Vizcaya, han mantenido una larga y pública lucha por el poder, que ha precisado la intervención final del Banco de España para encontrar una solución a la grieta abierta por la desaparición de uno de sus copresidentes.
La crisis surgió del enfrentamiento entre los antiguos consejeros del Vizcaya -que propusieron a Alfredo Sáenz, como sustituto de Toledo- y los hombres del Bilbao, encabezados por el presidente José Ángel Sánchez Asiaín, que desde el primer momento fueron partidarios de instaurar la presidencia única.
La crisis ha puesto de manifiesto la lucha entre el criterio político de Sánchez Asiaín de aprovechar la coyuntura para implantar la presidencia única -y en consecuencia la unidad de mando que pusiera fin de una vez por todas a las inoperantes estructuras paritarias-, y la posición estrictamente jurídica de los directivos del Vizcaya, quienes -amparándose en las bases de fusión y el estatuto del consejero- han batallado hasta el último momento para mantener la posición de igualdad en que se fraguó la fusión.
El Vizcaya se apoyaba en el Estatuto del Consejero, según el cual durante el período transitorio las vacantes de "vocales y cargos" debían cubrirse por los consejos de origen de los consejeros afectados. Por su parte, el Bilbao alegaba que según los estatutos, la elección del presidente y del consejero delegado requería la mayoría absoluta y una mayoría cualificada del consejo, respectivamente.
Recurso a los tribunales
Esta batalla jurídica tuvo su reflejo en el Registro Mercantil de Bilbao en el que los directivos del Vizcaya lograron inscribir a Sáenz. Ello provocó una demanda de nulidad instada por el Bilbao ante el juzgado. Esta situación provocó la primera intervención del Banco de España, que denegó la inscripción de ambos directivos en el Registro de Altos Cargos de Banca, lo que impidió su efectividad.Durante cinco semanas la crisis ha atravesado por varias fases: constitución de una comisión negociadora incapaz de lograr un acuerdo, pactos de silencio, ruptura de las negociaciones, intervención de los sindicatos y un conjunto de situaciones calamitosas que han obligado a la intervención del Banco de España.
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