UMBERTO ECO
¿Podemos definir las reglas que presiden la comunicación entre los seres humanos? Leía hace poco un libro en el que se decía con mucha razón que para hablar no basta con conocer la propia lengua, sino que es necesario además que los hablantes hagan referencia a un trasfondo de cosas asumidas, de conocimientos y de presupuestos comunes. De lo contrario, siempre se corre el riesgo de caer en el equívoco. Si se me dice: "Berlusconi compró ayer el Corriere della Sera", tengo que saber si lo que se me está contando es que Berlusconi compró ayer un ejemplar del periódico en el quiosco o que tomó una decisión en un consejo de administración.Veamos ahora otro ejemplo, sacado de un libro de filosofía del lenguaje publicado recientemente, en el que se plantea si la comunicación se produce según unas reglas "científicamente" controlables. Una tarde, en una oficina, Paolo y Mario leen la edición de la mañana del periódico local y ven que en el cine Roxy dan Indiana Jones. Más tarde cae en las manos de Mario la edición vespertina del mismo diario y observa que el cine Roxy ha cambiado el programa: ahora proyectan Batman. Con un lápiz traza un círculo sobre esta noticia y deja el periódico en la mesa de Paolo. Cuando llega Paolo, ve el periódico y se percata de la señal. Pero se da cuenta de que Mario no sabe si él ha visto su mensaje. Unos días después, Paolo pregunta a Mario: "¿Has visto la película del Roxy?".
¿A qué película se está refiriendo Paolo y en cuál piensa Mario? Nosotros sabemos que los dos saben que la película del Roxy era Batman y Paolo sabe que Mario lo sabe. Pero Mario podría creer: 1) que Paolo todavía piensa en Indiana Jones porque no ha visto su nota; 2) que Paolo ha visto su nota y está pensando que él piensa que la ha visto (y, por tanto, piensa en Batman), o 3) que Paolo considera que él no ha hecho estas conjeturas y que, por tanto, Paolo piensa que él (Mario) piensa que él (Paolo) todavía está pensando en Indiana Jones.
En ese libro se dice que, por tanto, para garantizar una referencia común y correcta se necesitaría no sólo que Paolo supiera qué película era la que efectivamente daban en el Roxy, sino que supiera también que Mario lo sabía y que Mario supiera que él lo sabía, y que supiera que él sabía que lo sabía y que él supiera que él sabía que él sabía que lo sabía, y así hasta el infinito. Por tanto, teóricamente, la situación sería irresoluble.
Naturalmente, en nuestra vida diaria las cosas suceden de otra manera. Ante todo, es muy difícil que en una situación tan confusa desde el primer momento Paolo -a no ser que sea estúpido- haga una pregunta tan ambigua como la formulada. Pero, bueno, aun admitiendo que Paolo fuera un tanto cerril, la conversación no se daría por cerrada en la primera frase, sino que a ella seguirían otras, reforzadoras, de control. Admitiendo que el malentendido se hubiera dado, preguntaría después Paolo: "¿Te han gustado las primeras escenas del tren?", y Mario caería de las nubes y se descubriría de inmediato que estaban hablando de dos películas diferentes. Por otra parte, ningún Paolo ni Mario realizan todas las conjeturas previstas por la teoría arriba enunciada: en una conversación, normalmente, se apuesta por la primera idea que viene a la mente, y si la interacción se da sin ningún problema significa que la idea era la correcta. Teóricamente, la interacción es imposible, pero generalmente, en la práctica, se realiza con gran éxito.
¿Deberíamos decir, por tanto, que la comunicación no se produce de una manera racional, sino de un modo desordenado e intuitivo? La pregunta nos conduce a las discusiones actuales sobre la crisis de la razón, la oposición entre pensamiento fuerte y pensamiento débil, teorías de la verdad y teorías del todo vale. Los que se comportan de una manera racional son los Paolo y los Mario reales; los del ejemplo teórico, persiguiendo un modelo abstracto de racionalidad, se comportan de una manera irracional y de hecho no solucionan su problema.
La razonabilidad que preside el pensamiento científico y nuestros comportamientos diarios es la que tiene en cuenta las distintas variables de los contextos, de las circunstancias, la que sabe de la imposibilidad de definir de una manera rigurosa lo que es un conjunto global de presupuestos, la que actúa por conjeturas, por cálculos de probabilidad y plausibilidad, con controles, corrigiendo el tiro, probando y equivocándose. Así fue como se descubrió que la Tierra daba vueltas alrededor del Sol y así es como Paolo y Mario, al fin, se dan cuenta de qué filme están hablando.
es escritor y profesor universitario.Traducción de Pilar Careaga.
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