Los responsables políticos se culpan unos a otros del colapso permanente en el tráfico

Los diferentes responsables administrativos del tráfico en Madrid y sus accesos se confiesan impotentes para resolver a corto plazo el colapso permanente de la circulación en la capital y en sus carreteras radiales. Ante los sucesos de ayer en Aravaca, las distintas administraciones -Ministerio de Obras Públicas, Comunidad y Ayuntamiento de Madrid, Renfe y Consorcio Regional de Transportes- se culparon unas a otras de falta de previsión y atribuyeron al despacho vecino la responsabilidad en el caos que se vive en la carretera de La Coruña.

El Gobierno de Joaquín, Leguina ha mantenido serias divergencias con el Ayuntamiento y con la dirección de Renfe sobre las soluciones al tráfico. El viceconsejero de Política Territorial, Jesús Morón, responsabilizó de la situación al Ayuntamiento por su "precipitación" en el inicio de las obras del subterráneo de la plaza de Cristo Rey, sin aguardar a la terminación de los nuevos accesos a la ciudad desde La Coruña. "Los conductores chocan con un muro de obras", señaló Morón, y recordó que en 1990 entrará en servicio el nudo de la Puerta de Hierro, desde donde se podrá conectar con la M-30, por la carretera de Castilla y el Puente de los Franceses, y con el norte de la capital por los nuevos ejes de Sinsesio Delgado y la avenida de la Ilustración.Morón recalcó que el Plan de Accesos a Madrid, en el que participan el Ministerio de Obra Públicas y Urbanismo (MOPU) la Comunidad y el Ayuntamiento, tiene entre sus objetivos la diversificación de las vías de acceso por el Noroeste metropolitano. El viceconsejero consideró que los responsables municipales han emprendido "obras drásticas" sin coordinación con las restantes administraciones.

Para el gerente del Consorcio Regional de Transportes, Julián Revenga, el túnel de Cristo Rey es una obra costosa, molesta e inútil, "porque las entradas a la ciudad están condicionadas por las calles donde terminan las autopistas. El subterráneo sólo servirá para que el atasco se traslade unos metros".

Ampliación de carriles

"Por esa misma razón no entiendo la razón de ampliar los carriles de la carretera de La Coruña (que realiza el MOPU). ¿Van a ampliar también las calles? El Consorcio es favorable a diversificar las vías de entrada y salida a la ciudad". Revenga criticó duramente los incumplimientos del Plan de Cercanías: "El plan, pensado en 1981, lleva un retraso de tres años, y ha quedado anticuado".Agustín Rodríguez Sahagún, alcalde de Madrid, replicó también a las acusaciones recibidas: "La que imprevisión ha sido de quienes teniendo la mayoría absoluta en la Comunidad y el Ayuntamiento no fueron capaces de prever la necesidad de accesos a la capital. Pagamos ahora la imprevisión del PSOE".

Este periódico no pudo contrastar la opinión del MOPU sobre los sucesos de ayer, ya que el ministro, Javier Sáenz Cosculluela, y algunos de sus colaboradores, participan en la campaña electoral gallega.

Mariano Santiso, portavoz del sindicato Ferroviario de CC OO, acusó a la Administración de ir siempre por detrás de las necesidades: "Durante casi cuatro años Renfe no ha adquirido material, y ahora estamos al límite de las posibilidades. Cuando surge un imprevisto, hay que trasladar trenes de línea. El nuevo material adquirido no entrará en servicio hasta junio de 1990. Sin contar proyectos ya desechados, como la construcción de una línea desde Alcobendas y San Sebastián de los Reyes, que ahora dependen de los autobuses privados".

Fuentes de Renfe -empresa presidida por Julián García Valverde- indicaron que en mayo pasado se decidió comprar 60 unidades, que se irán entregando desde ahora a junio de 1990".

Los alcaldes de los pueblos afectados por la carretera de La Coruña expresaban opiniones diferentes. El socialista Jesús Zúñiga, alcalde de Las Rozas, criticó Ias obras electoralistas" de Cristo Rey, mientras que los alcaldes de Pozuelo de Alarcón y Majadahonda, José Martín Crespo y Ricardo Romero, ambos del PP, alababan la "valentía política" de Rodríguez Sahagún, al acometer el subterráneo, a pesar de las incomodidades que causa.