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La izquierda francesa votará a la derecha clásica para frenar a Le Pen

Socialistas y comunistas franceses apelan a su electorado a votar el próximo domingo por los candidatos de la derecha clásica para cerrar el paso al Frente Nacional (FN). Al menos una de las dos candidatas del partido de extrema derecha, dirigido por Jean-Marie Le Pen, tiene posibilidades de alcanzar el domingo un escaño, tras los impresionantes resultados recientes.

Estos espectaculares resultados electorales los obtuvo en la primera vuelta de dos legislativas parciales en las circunscripciones de Dreux (42,5% de los votos) y Marsella (33,1%). Las dos se enfrentarán a candidatos de la derecha tras ser eliminados los de izquierda.Esta aplicación inédita de la disciplina republicana, según la cual cada campo político llama a, votar al candidato mejor situado en la segunda vuelta, se produce como única forma de movilizar a los abstencionistas, cortar el paso al FN e impedir que el partido de extrema derecha pueda utilizar el Parlamento como caja de resonancia de sus propuestas extremistas. Le Pen no tiene actualmente representación parlamentaria, tras el abandono del partido de la única diputada conseguida en 1988.

El primer ministro, Michel Rocard, ha hecho un llamamiento para batir a la extrema derecha "eligiendo hombres que sean al menos claros en su rechazo a toda alianza con el FN", una formulación, referida a la derecha clásica, que el secretario general del Partido Comunista Francés (PCF), Georges Marcháis, ha expresado más nítidamente: entre dos males, ha dicho, hay que elegir el mal menor.

Le Pen reconoce que el debate sobre la inmigración suscitado a partir de la guerra del velo ha favorecido el voto al FN.

Resultados inquietantes

La gravedad del problema de la inmigración en la sociedad francesa se pone también de manifiesto en los inquietantes resultados de una encuesta publicada esta semana por Le Nouvel Observateur. Un 17% de los interrogados -es decir, siete millones de franceses en edad de votar- considera que Le Pen es el político que ofrece mejores soluciones al problema, por delante de Harlem Désir, presidente de SOS Racismo (15%); François Mitterrand (14%) y Rocard (13%).Un 67% se pronuncia por el cierre de fronteras y un 46% desea el retorno a sus países de gran número de los inmigrados que viven en Francia, aunque sólo un 20% (cinco puntos menos que en una encuesta similar de 1985) se pronuncian por su salida inmediata.

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La comparación de otras respuestas indica que el problema se agrava con el tiempo. Un 51% (42% en 1985) piensa que la mayoría de los inmigrantes no podrá ser integrada, sobre todo a causa de sus costumbres y su religión; y el 75% se opone a concederles el derecho al voto en las elecciones locales, frente a un 55% en 1985. Se confirma una inclinación por la identidad francesa frente al derecho a la diferencia.

Un 83% de los encuestados está en contra del velo islámico en la escuela, que el lunes fue permitido por un dictamen del Consejo de Estado siempre que no sea un signo de ostentación o de proselitismo. Las reacciones a la decisión judicial confirman en general las opiniones previas mantenidas en la polémica y van desde la satisfacción del Ministerio de Educación o de organizaciones islámicas hasta quienes consideran que el "sí, pero" del Consejo de Estado sólo remite el problema al punto de partida.

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