Los reformistas piden a Cunhal que abandone el mando del PC portugués
Los reformistas del Partido Comunista Portugués (PCP) tienen finalmente un rostro y un líder: Vital Martins Moreira, de 44 años, un catedrático de Derecho considerado como uno de los mejores constitucionalistas portugueses, alejado desde 1980 de la dirección del PCP, pero no de la política, puesto que fue durante estos años juez del Tribunal Constitucional. Vital Moreira era ya el ideólogo de la tendencia que intentó, sin éxito, enfrentarse a la actual dirección del PCP antes del congreso de finales de 1988, pero ahora acaba de derribar un muro que parecía más sólido que el de Berlín. Afirma que, por motivos históricos y hasta biológicos, el septuagenario secretario general del PCP, Álvaro Cunhal, debe renunciar y convocar un congreso extraordinario para adaptar los estatutos y el programa del partido a la nueva situación que vive el movimiento comunista.Para muchos comunistas portugueses, la posición oficial del PCP sobre los acontecimientos en la RDA ha sido la gota que colmó el vaso. Con ocasión del 402 aniversario de la RDA, el PCP fue de los pocos partidos comunistas que elogiaron a Erich Honecker y sus "conquistas sociales". Tres semanas después, defenestrado Honecker, el PCP insistía en denunciar "el aprovechamiento" de la situación por "fuerzas revanchistas".
Una manera indirecta de decir que nada de lo que acontece en el Este implica a un partido como el PCP, que no tiene nada que rectificar porque nunca cayó en semejantes errores. Los dirigentes comunistas de la central sindical Confederación General de Trabajadores Portugueses-Intersindical Nacional (CGTP-IN) se permitieron discrepar, saludando con entusiasmo la caída del muro de Berlín, el "acercamiento entre los dos Estados de la nación alemana y el nuevo clima político en Europa".
Ahora, Vital Moreira califica de hipócrita la posición de la dirección del partido, y dice que para salvar lo que merece ser salvado del pasado histórico de los partidos comunistas hay que lanzar urgentemente un debate ideológico. Pero no esconde que el debate debe cuestionar el estalinismo y el bolchevismo leninista.
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