Campomanes admite que Lyón tal vez no sea sede del Mundial

"No se puede cruzar un puente antes de llegar a él", dijo ayer el filipino Florencio Campomanes de 62 años, presidente de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) desde 1982. Su astucia fue crucial en las negociaciones entre ese organismo y la Asociación de Grandes Maestros (GMA) que culminaron el miércoles en un preacuerdo para evitar el cisma. Respecto a que Lyón (Francia) sea o no la sede del próximo Campeonato Mundial, Campomanes dijo: " Si Lyón estuviera de acuerdo en otra solución, cambiaría el panorama".Sus palabras encajan con otras del subcampeón, el soviético Anatoli Karpov: "Tal vez hallemos alguna forma de compensar a Lyón, cuya oferta es válida pero que puede ser una víctima de la pugna entre Gary Kasparov y la FIDE". Estas insinuaciones han acelerado las gestiones que se realizan en varias ciudades españolas y norteamericanas cuyos nombres se intentan mantener en secreto hasta el dia 26, fecha límite fijada por la GMA.

Campomanes ratificó, sin embargo, que la decisión, tomada sin consultar con los jugadores, fue correcta: "Kasparov no respondió por escrito a la consulta que le hicimos antes del Mundial de Sevilla. Los estatutos no me obligan a consultarles y no me gusta molestarles, ni siquiera a Karpov, con quien tengo confianza. Además, yo contribuí a la creación de la GMA".

La FIDE agrupa a 129 países de los que Campomanes ha visitado 111; amigo personal del dictador Ferdinand Marcos, inteligente y pragmático, dejó de ser maestro de diplomáticos en Estados Unidos para convertirse en el papa del ajedrez. Se dice que quiere retirarse dejando su puesto al español Román Torán pero él se muestra enigmático: "Aun no ha llegado el momento de cruzar ese puente".